Los maldicientes sospechaban que la actriz compareció en la salida, marchó unos kilómetros, se escabulló a mitad del recorrido y apareció, sonriente, en la meta. En apoyo de sus envenenadas tesis, esgrimían dos conductas de Katie al parecer incompatibles con el desgaste físico que supone un maratón: al día siguiente, se pavoneó en un acto social subida a unos tacones de varios centímetros; y para colmo, según revelaban las fotos, la señora de Cruise se propuso correr los 42 kilómetros con una simple camisetilla, sin sujetador de ningún tipo.
Algunos incluso quisieron ver cómo el chip que todo corredor lleva prendido y que sirve para marcar su tiempo (y para evitar trampas) lo portaba, en realidad, su guardaespaldas. Los rumores prendieron en la red e incluso llegaron a oídos de Tom, que se limitó a señalar la «espectacular» capacidad de recuperación de su esposa. Fuente: Diariomontanes