La muerte del ex mandario y esposo de la presidenta Cristina Fernández modifica sustancialmente el tablero político. Néstor Kirchner deja a su viuda un capital político que la Jefa de Estado podría capitalizar aprovechado el respaldo popular que recibió durante las exequias. Habrá cambios en el poder y se abre la posibilidad de una reunificación del peronismo de cara a las elecciones presidenciales de octubre del 2011.
La sorpresiva desaparición de Néstor Kirchner modifica sustancialmente el escenario político argentino. El “ex presidente en funciones”, como se lo solía llamar, en referencia a la influencia que tenía sobre las decisiones de un gobierno en el que no ocupaba cargo alguno, era el candidato declarado del oficialismo a las elecciones de octubre del 2011. Consejero privilegiado de su esposa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dirigía el Partido Justicialista (PJ, peronista) y tenía a su cargo la relación con los gobernadores e intendentes partidarios en la perspectiva de los comicios antes mencionados. Es en este último rol que Néstor Kirchner será difícilmente remplazado. Pero ya se está tejiendo un nuevo armado político para que la jefa de Estado pueda seguir gobernando y prepare en buenas condiciones las presidenciales del año que viene. Cabe señalar que Cristina Fernández nunca fue un títere en manos de su marido. Su situación no tiene nada que ver con la de Isabel Martínez (“Isabelita”), la viuda de Juan Perón que ocupó la presidencia en 1974, en tanto vicepresidenta electa con su marido. La actual jefa de Estado tiene liderazgo propio y su relación con Néstor Kirchner fue la de una pareja que formó una sociedad política entre iguales por 40 años, comparable a la de Bill y Hillary Clinton. Habida cuenta de esta relación, con la muerte del ex presidente se crea un vacío político, no un vacío de poder...
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