Lejos de la campaña para combatir la obesidad infantil impulsada por la Primera Dama, la bolsas que durante media hora repartió la pareja presidencial contenían una caja de chocolates M&Ms de la Casa Blanca, una galleta hecha por el chef de repostería Bill Yosses y frutas secas. De hecho, se escucharon varias bromas del mandatario y su esposa sobre sobre el ejercicio que debían hacer los niños al recorrer el largo camino de entrada hasta la casa presidencial, ideal para quemar las calorías de los dulces.
Al caminar por el jardín, los niños se encontraron con una variedad de personajes, desde Frankenstein hasta el Espantapájaros de El mago de Oz. Mientras, dentro de la Casa Blanca, un grupo de jazz con disfraces de piratas amenizó el ambiente, rodeado de calabazas multicolores y espantapájaros. En el pórtico de la residencia, se guindaron figuras como de murciélagos volando alrededor de una lámpara.
Algunos de los niños que acudieron asisten a la escuela básica Bancroft Elementary, que ayuda a cuidar el jardín de la primera dama, y de Tubman Elementary, que tiene vínculos con los cocineros de la Casa Blanca.
Luego de la repartición de obsequios, los Obama se pararon cerca de la puerta principal para recibir a las familias de los militares. Ayudaron a los niños a subir las escaleras de la entrada y agradecieron a los padres por su servir en el Ejército.
Fuente: infobae