La octava jornada de manifestación contra la reforma del sistema de pensiones atrajo menos gente que las anteriores. El opositor Partido Socialista sostiene, sin embargo, que la guerra no está terminada. Los sindicatos están divididos en cuanto a la estrategia a seguir.
Antes de que concluyeran las manifestaciones, se sabía que la protesta no había sido tan concurrida como las anteriores. Como en las siete citas que precedieron, cerca de 240 desfiles estaban previstos en varias ciudades francesas. Pero al finalizar la tarde, tanto el Ministerio del Interior como las centrales sindicales coincidían en confirmar que participación había sido menos aunque, como ya es tradición, las cifras varían.
En París, la marcha cubrió desde la céntrica Plaza de República hasta la Plaza de la Bastilla y congregó unas 28.000 personas, según la Prefectura de policía, es decir, unas 3.000 personas menos que en la protestas del 28 de octubre.
La constatación parece ir a contracorriente de los sindicatos. Sin embargo, los líderes sindicales se mostraron en un frente unido este sábado, aunque las disonancias son cada vez más evidentes en cuanto a la estrategia a seguir. Mientras que casi todas las centrales prefieren cesar las movilizaciones y seguir la protesta bajo otras fórmulas, la Confederación General de Trabajadores (CGT) anunció que seguirá convocando a las calles tanto como sea necesario.
Pero la apatía general parece estar alimentada por un hecho concreto: la reforma de la ley ya fue aprobada por la Asamblea Nacional y posteriormente por el Senado, y sólo falta su promulgación por parte del presidente, prevista para mediados de noviembre...
Leer más en rfi