Esta noche, se cumplen cuarenta años de la muerte del General Charles de Gaulle en su casa de Colombey-Les-Deux-Eglises, escribe Le Figaro, y recuerda que la noticia tardó un poco más de catorce horas en ser divulgada. La mañana siguiente, un comunicado lacónico de la agencia France Presse informó sobre la muerte del líder que marcó como ningún otro la historia de Francia en el siglo XX. Su herencia política se la disputan hoy numerosos dirigentes franceses. "Nicolas Sarkozy inscribe su hiperpresidencia en la herencia gaullista", escribe Le Monde en primera página. Para el vespertino, esta “hiperpresidencia" caracteriza el mandato de Sarkozy. El propio Sarkozy la justifica diciendo que "el gaullismo no se conmemora, sino que se vive; el deber del presidente no es solamente arbitrar, sino también actuar", agrega el vespertino. Algo muy distinto piensa otro gaullista, Dominique de Villepin, rival acérrimo de Sarkozy. El ex primer ministro acaba de publicar un libro donde ataca duramente a Sarkozy. Villepin afirmó esta semana a una televisión: "Mi deber de gaullista es decir que Francia se halla en una zona peligrosa", escribe Le Monde. Y Le Figaro recuerda lo que Villepin dijo a una radio: "Uno de los problemas de Francia es el jefe de Estado". Sarkozy-Villepin", ahí hay un problema", ironiza Libération...
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