El Partido de la Solidaridad y del Desarrollo de la Unión, o lo que es lo mismo, la Junta militar que gobierna con mano de hierro Birmania asegura que consiguió el 80% de los escaños con una participación del 70% en las elecciones del domingo pasado, las primeras en 20 años, calificadas por la ONU de “insuficientemente transparentes”.
Las elecciones han sido un simulacro imperfecto de comicios para dotar a los militares de una legitimidad electoral, así lo piensan los analistas y la comunidad internacional que en las últimas horas han fustigado al régimen birmano por la poca transparencia del proceso en el que no se incluyeron a los partidos minoritarios ni a la líder de la oposición, en arresto domiciliario, Aung San Suu Kyi, todo un símbolo de la resistencia.
Incluso el presidente estadounidense de visita en India donde viven muchos refugiados birmanos acusó a Nueva Delhi de hacer oídos sordos a la violación de los derechos humanos en Birmania en la única crítica a los indios durante su visita oficial de tres días que terminó el lunes.
Un simulacro imperfecto no sólo por las críticas de la comunidad internacional sino también por los partidos rivales como la Fuerza Democrática Nacional (NDF) y el Partido Demócrata (PD) que denuncian que la junta ni siquiera esperó al momento del conteo para amañar los resultados, y es que según ellos, los militares recabaron votos incluso antes de que se celebraran las elecciones...
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