Hacia las 17h00 (10H30 GMT), responsables de la junta entraron a su casa, en la calle de la Universidad, para leer la orden de liberación en el mismo día en que expiraba su última condena a 18 meses de arresto domiciliario.
"Ahora es libre", afirmó un responsable birmano a AFP.
Minutos después, la policía retiraba las barreras que impedían el acceso a la casa de la disidente.
En un fragor de aplausos y gritos, miles de personas se precipitaron hacia la desvencijada casa familiar situada a orillas de un lago, en pleno centro de la capital, con la esperanza de ver a la que llaman la 'Dama de Rangún'.
Algunas de ellas incluso treparon a los árboles para intentar verla.
Finalmente, poco después de las 17h30, la Nobel apareció delante de la verja de su casa, muy sonriente. Cogió una flor que le lanzaron y se la puso en el cabello.
Aung San Suu Kyi, de 65 años, se dirigió a sus partidarios y los invitó a trabajar "juntos" por el futuro del país, y a escucharla el domingo a mediodía (05h30 GMT) en la sede de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND, disuelta).
"Debemos trabajar juntos, unidos", dijo. "Si quieren escucharme vengan por favor mañana a mediodía a mi oficina" de la LND, añadió.
La hija del general Aung San, héroe de la independencia birmana, pasó más de 15 de los últimos 21 años privada de libertad, ya que la junta militar encontró siempre una disculpa para encerrarla después de cada una de sus liberaciones. Lleva sin libertad de movimientos desde mayo de 2003.
Tras haber esperado en vano desde el viernes cerca de la casa y en la sede de su partido, sus seguidores se habían dado cita este sábado para no perderse este momento histórico.
Algunos llevaban camisetas con su retrato y el eslógan 'En pie con Aung San Suu Kyi'.
La comunidad internacional, incluidos algunos países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), de la que forma parte Birmania, exigían su liberación con insistencia desde el primer día de arresto.
El sábado, la comunidad internacional se felicitó por su puesta en libertad. El presidente estadounidense, Barack Obama, quien reconoció que Suu Kyi era "su heroína", pidió además a la junta militar la liberación de todos los presos políticos.
Occidente había criticado duramente el rechazo de los militares a dejarla salir antes de las elecciones del pasado domingo, las primeras en 20 años. El partido afín a la Junta ya reivindica el 80% de los escaños en estos comicios, antes incluso de que se anuncien los resultados oficiales.
Manteniéndola encerrada durante toda la campaña, el generalísimo Than Shwe, hombre fuerte de la junta, apartó a su peor enemiga del mapa electoral, a la vista de la derrota sufrida en 1990.
En aquel entonces Suu Syi y la LND consiguieron una aplastante victoria en las elecciones. La junta siempre se negó a aceptar estos resultados, pero la opositora se ha aferrado a ellos para avalar su legitimidad como adversaria por antonomasia de los militares.
Aunque sus partidarios siguen viendo en ella la personificación de la esperanza democrática en un país dirigido por militares desde hace medio siglo, su posición se encuentra muy debilitada.
La LND boicoteó las últimas elecciones y por consiguiente fue disuelta, lo que dejó a la oposición democrática dividida y extenuada. Algunos de sus directivos se juntaron para crear la Fuerza Democrática Nacional y así participar en los comicios.
Aung San Suu Kyi redescubrirá su país. Tendrá que acostumbrarse a ver teléfonos móviles, a jóvenes birmanas con minifaldas, los edificios, todo un paisaje que, según algunos, le resultará extraño.
Tampoco ha visto a sus dos hijos, que viven en Gran Bretaña desde hace casi diez años. En 1999 renunció a ir a ver a su marido moribundo por miedo a no poder regresar a Birmania.
Fuente: yahoo.es