Respeto a la institucionalidad Por Víctor Robles Sosa (*) La Marina de Guerra acaba de dar una muestra de respeto a la institucionalidad democrática al haber aprobado los ascensos de sus oficiales almirantes respetando la Constitución y la Ley 29108 que regula ese proceso en las fuerzas armadas. Es una lástima que el presidente de la república no haga lo mismo.
El Artículo 172 de la Constitución dice: “Los ascensos se confieren de conformidad con la ley. El Presidente de la República otorga los ascensos de los generales y almirantes de las Fuerzas Armadas y de los generales de la PolicíaNacional, según propuesta del instituto correspondiente”.
La ley establece los procedimientos que regulan los ascensos, por lo tanto cualquier promoción que se pretenda hacer al margen de esa norma deviene en ilegal. Su Artículo 24 dice: “Las vacantes declaradas en cada grado militar son cubiertas en estricto cumplimiento del orden establecido en el cuadro de mérito respectivo”. En el caso de la Marina, los oficiales que concursan para vicealmirante son calificados por la Junta de Vicealmirantes, la cual evalúa sus hojas de vida y sus meritos profesionales. No hay consideraciones políticas que valgan. El presidente Alan García al parecer pretende desconocer esos criterios e imponer su voluntad política para ascender a un oficial que, siendo destacado y correcto, no reúne sin embargo los requisitos fijados por la ley. Él ha sido Espada de Honor de su promoción, pero no el Número 1, que es distinto. La Junta de Almirantes evalúa y decide a quienes les corresponde ascender, en tanto que el presidente de la república otorga o deniega las promociones, pero no puede promover a alguien desconociendo el cuadro de mérito de la institución.Los primeros lugares del cuadro lo han ocupado este año los contralmirantes Wladimiro, Giovannini Freiré, Ernesto Lermo Rengifo, Raúl Vásquez Alvarado y Mario Caballero Ferioli, en ese orden. Habiendo solo una vacante, esta le corresponde a Giovanini, pero el presidente quiere ascender a Caballero. Aún cuando se aumentara una vacante más, ésta le correspondería a Lermo, por estar segundo en el cuadro de mérito institucional.El rigor de la calificación es técnico y meritorio. Giovanini no está primero por capricho o favor, sino porque ha sido el Número 1 de su promoción a lo largo de toda su carrera, lo cual sería injusto desconocer.Mal hacen quienes presentan este impasse como si fuese un enfrentamiento entre al presidente García y el almirante Rolando Navarrete, comandante general de la Marina, pues éste se ha limitado a respetar la ley y a ser fiel interlocutor de su instituto.Es lamentable, en cambio, que el ministro de Defensa, Jorge Thorne, se haya sumado a una presión política que, dicho sea de paso, no es nueva, pues el 2009 el presidente quiso hacer lo mismo, pero el entonces ministro Rafael Rey hizo respetar la institucionalidad e impidió que hubiera ascensos políticos en las FFAA.Los únicos puestos militares políticos, según la ley, son la jefatura del Comando Conjunto de las FFAA y las Comandancias Generales, que son designados por el jefe de estado y su ministro de Defensa.El presidente García debe rectificarse. Si persiste en imponer un ascenso político estará violando la ley y avasallando la autonomía institucional de la Marina de Guerra, en una actitud contraria a la democracia y propia de los regímenes totalitarios o autoritarios. (*) Periodista y analista políticoNB: También pueden leerlo en mi blog (http://victorrobles.woredpress.com) y en las siguientes web informativas www.peruinforma.comwww.hoy.pewww.vozdealerta.infowww.prensaaldia.comwww.larazon.com.pewww.eldiarioya.comAquellos medios que deseen reproducir el presente artículo están en libertad de hacerlo. A aquellos que ya estén reproduciendo mi columna por favor les pido que me informen. Saludos.