De la mano de su estrella, la atacante Ganova, de 2,02 metros de estatura, las rusas se llevaron a casa su segundo título mundial consecutivo. Las europeas superaron en una dramática final a Brasil, como había ocurrido hace cuatro años cuando la definición se llevó a cabo en Osaka, también en Japón.
Ganova consiguió 35 puntos y fue la pieza clave para lograr el título, que desbordó la alegría contenida entre los aficionados rusos presentes en el coliseo Yoyogi de esta ciudad, que a lo largo del compromiso habían sido acallados por los bulliciosos torcedores brasileños.
Una hora y 58 minutos necesitó Rusia para superar a Brasil con parciales 21-25, 25-17, 20-25, 25-14 y 15-11.
Japón se quedó con el tercer lugar de la clasificación general y la medalla de bronce, al superar 3-2 a Estados Unidos. Las japonesas no alcanzaban el podio desde 1978.