Las desgracias del Partido Popular Cristiano

Las desgracias del PPCPor César Campos RodríguezLunes, 15 de noviembre de 2010

La Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) se las arregló para tener en su escenario el mosaico casi completo de aspirantes a la presidencia de la República, dentro de un modelo abierto y democrático que no exagerara las predilecciones colectivas de los asistentes. Es importante resaltar este factor ahora que hasta Ollanta Humala ocupa su tribuna – pensamos que de manera legítima – aunque los empleados de los empresarios allí reunidos luego vapuleen las propuestas del líder nacionalista.  Los cinco candidatos con opción de triunfo han tenido la oportunidad de desarrollar sus perspectivas, las cuales abonan las estrategias de los grupos políticos que representan para alcanzar un cupo muy sólido en el Congreso y avalar los programas gubernamentales. Sin duda y sujeto a variaciones estadísticas de menor cuantía, Solidaridad Nacional, Fuerza 2011, Perú Posible, el PAP y el PNP llenarán la mayoría de curules parlamentarias.En este escenario, lo que sí llama la atención es la ausencia del PPC de todo proceso resolutivo de los comicios generales del 2011. Hasta la fecha y faltando pocas semanas para el cierre de las inscripciones de las fórmulas presidenciales, no ha podido colocar a ninguno de sus miembros en el ojo ciudadano como potable para el sillón de Pizarro, ni tampoco ha logrado cuajar una alianza que actualice su vigencia entre los grandes.Más bien ha dejado la impresión que nadie quiere ir con ellos. Que el PPC ya no es una marca apetecible, solvente y confiable para hacer gobierno. Los escarceos con el APRA, pese a su informalidad, fueron ventilados con apresuramiento y provocó la reacción negativa de algunos de sus dirigentes como si el PPC tuviera lepra.El auto lanzamiento de Daniel Córdova a la jefatura del Estado con la camiseta verde y el mapa del Perú como símbolo, no fue mera audacia vanidosa del postulante sino – como se ha conocido después – producto de la anuencia de Lourdes Flores Nano y otros pocos líderes pepecistas por cuya palabra pretendieron darles aires de renovación al partido. El tiro salió por la culata y agravó la orfandad de los socialcristianos.Por último la cada vez más evidente distancia que parecen tomar Luis Castañeda Lossio y Solidaridad Nacional del PPC, luego de años de mantener una alianza nominal pero poco efectiva, pone en rigor mortis a esta agrupación porque perderían el último tren del circuito político y lo restringiría al ámbito municipal básicamente limeño y sin fuerza en el interior del país.Los errores de la cúpula pepecista continúan y pone en la picota a personalidades parlamentarias que como Lourdes Alcorta, Luis Galarreta o Juan Carlos Eguren, conquistaron un espacio propio con predicamento de nuevo cuño. ¿Quién detiene las desgracias de este partido? ¿Ya definieron quién será el último en apagar la luz?