Los testimonios bajo torturas invalidan las pruebas del primer juicio civil a un preso de Guantánamo. El tanzano Ahmed Ghailani sólo ha sido hallado culpable por un delito menor de conspiración, por el que puede ser condenado a 20 años o cadena perpetua.
A diferencia de un juicio en un tribunal militar, en la justicia civil no todo vale. Ayer, miércoles, un jurado absolvió de todos los cargos excepto uno a Ahmed Khalfan Ghailiani, 36 años, el primer reo de Guantánamo que se somete a la justicia ordinaria. Los testimonios más importantes que pesaban sobre él para ser declarado culpable de terrorismo, fueron obtenidos en condiciones “severas”, alegó el juez Lewis Kaplan. La traducción de severas la hizo la defensa: torturas. De un total de 285 cargos, Ghailiani solo ha sido encontrado culpable de un delito de conspiración para destruir edificios y propiedades gubernamentales en los atentados orquestados por Al Qaida contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania en 1998, en los que murieron 224 personas, incluidos 12 estadounidenses. El portavoz del departamento de Justicia estadounidense, Matthew Millar, calificó de positivo el fallo. "Respetamos el veredicto del jurado y nos complace”, que Ghailani pueda ser acusado ahora a “al menos 20 años de cárcel y potencialmente cadena perpetua” por su papel en los atentados contra las embajadas. Este podría ser el punto final a cualquier juicio. La justicia ha hablado, se suele decir en democracia cuando se conoce un veredicto. Sin embargo, en este caso no es así...
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