Miércoles 01 de mayo 2024 | Contáctenos
Las celebración del alzamiento de 1910 que puso fin a 34 años de gobierno de Porfirio Díaz, tendrá como punto central un desfile militar el sábado, precedido de eventos culturales como la reinauguración del Palacio de Bellas Artes, el emblemático Teatro del Centro de la capital mexicana.
En tanto se esperan más de 800.000 asistentes a lo largo de la semana a un espectáculo multimedia y de un centenar de artistas que recrea aspectos de la historia mexicana del último siglo en el Zócalo (plaza central) de la capital, mientras en 29 museos del país se exhiben fotos, filmes y documentos alusivos.
Las celebraciones, más modestas que las realizadas para el bicentenario de la independencia en septiembre, estarán acompañadas del temor a la violencia de las bandas de pistoleros al servicio de los cárteles, que se han vuelto moneda común en México.
Más de 28.000 muertes son atribuidas a los cárteles y a las operaciones para perseguirlos desde 2006 cuando llegó al poder el presidente mexicano, Felipe Calderón, quien involucró a los militares en la persecución de los narcotraficantes.
La cifra de 28.000 muertes palidece ante el millón de víctimas durante la revolución que -según la fuente que se consulte- se extendió hasta la promulgación de la constitución de 1917 o hasta la creación en 1929 del Partido de la Revolución Mexicana (posteriormente transformada en el Partido Revolucionario Institucional, PRI) que gobernó el país hasta 2000.
Pero la crudeza de los crímenes atribuidos al narcotráfico ha creado un ambiente que atemoriza a la población mexicana, acostumbrada por décadas a una aparente estabilidad que contrastaba con los alzamientos militares y dictaduras en el resto de América Latina y en particular en el vecindadario centroamericano.
Tras "siete décadas de paz, en las que se pudo construir el rostro moderno de nuestro país, hay una recaida en la violencia y una guerra sin par que en los últimos años estamos viviendo, marcada por los cárteles y su violencia congénita", señaló José Romero, investigador del Centro de Estudios sobre América Latina de la universidad de Colima.
"Nadie puede negar que otra vez México está en guerra civil", dice el también autor del libro 'Los años de crisis de hace cien años'.
"Quizá lo primero a aprender en este centenario es precisamente desterrar la violencia como forma de conquistar propósitos y dar paso a procesos democráticos para el país del siglo XXI", refiere por su parte Eduadro Aguilar, historiador y profesor de la universidad Panamericana.
Aguilar destacó que aunque el actual no es el período más violento de la historia mexicana, sin duda sí ha creado un impacto sicológico generalizado.
Las masacres con decenas de víctimas, cadáveres mutilados y los enfrentamientos a plena luz del día en calles concurridas, especialmente en el norte del país -cerca de la frontera con Estados Unidos- se han convertido en escenas recurrentes.
Aunque el origen de la actual situación en México "no es comparable ni en cuanto origen, fines, objetivos con el movimiento de 1910", sí crea una sensación de zozobra, indicó a AFP Jesús Velasco, doctor en Historia de la Universidad de Nueva York.
"Es mucho peor que una guerra, porque está generando una pérdida de capital humano, de infraestructura y de prestigio internacional", añade Velasco, autor entre otros libros de 'The Legacy of the war' ('El legado de la guerra').
Fuente: yahoo.es
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