La Unión Europea deberá aportar cerca de 100.000 millones al agujero bancario de Irlanda. Dublín se negó a aceptar la ayuda durante meses. ¿Por qué? No quiere tocar los privilegios fiscales a las empresas que propiciaron la fuga de las grandes multinacionales a su territorio.
El Gobierno irlandés llevaba varias semanas resistiéndose a la evidencia que le predicaba la Unión Europea, pero ha acabado por aceptar el rescate financiero. El Tigre Celta se parapetó contra las cuerdas como un boxeador acosado, asegurando que podían hacer frente a la deuda de sus bancos. Pero el domingo por la noche besó la lona y reconoció que los moretones de su banca eran demasiado grandes: el rescate rondará los 100.000 millones de euros.
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, y su ministro de Finanzas, Brian Lenihan, tuvieron que arrojar la toalla. Es el fin del trébol irlandés de cuatro hojas. Entre 1991 y 2007 su economía creció una media del 6,8% anual y los irlandeses llegaron a gozar de una renta per cápita mayor que los alemanes. El salario mínimo rozó los 1.500 euros mensuales. Tras el boom de su milagro económico, no había más que una burbuja de fango inmobiliario que les ha estallado en la cara.Diez años de barra libre de crédito ha dejado a las familias, las empresas, los bancos y el Estado –por ese orden- endeudados hasta las cejas: el sector financiero tiene una deuda que supera el 421% del Producto Interior Bruto del país y los 50.000 millones que ha aportado el Estado para evitar su quiebra han catapultado su déficit hasta el 32%...
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