Washington ordenó a su personal diplomático realizar tareas de inteligencia, como conseguir números de tarjetas de crédito o de pasajeros frecuentes utilizados por líderes extranjeros, según de desprende de los cables divulgados por Wikileaks. Estas labores, tradicionalmente afectadas a los servicios de inteligencia, fueron encomendadas a personal de las embajadas de América Latina, Europa, Oriente Medio, África y la misión de Washington ante la ONU. Por ejemplo, un documento secreto enviado a diplomáticos en nombre de la secretaria de Estado Hillary Clinton en julio de 2009 ordena que se obtengan los detalles técnicos de los sistemas de comunicación de los principales funcionarios de la ONU, indica The Guardian. Esto incluye palabras clave y códigos de encriptación personales utilizados en redes comerciales y privadas para comunicaciones oficiales...
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