Seis años han pasado desde que Keith Urban ingresara por tercera y última vez en rehabilitación y desde entonces vive feliz y tranquilo junto a su mujer y su hija, alejado de la mala vida y de la prensa.
Era un recién casado -llevaba apenas cuatro meses- cuando su adicción a las drogas y al alcohol le hicieron ingresar en rehabilitación para curarse, no sólo por sí mismo, sino también por su mujer, Nicole Kidman, y la hija que ambos tienen en común, Sunday Rose.
Lo que más temía el cantante de música country es que precisamente su problema con estas sustancias hiciera tambalear su matrimonio o que Nicole quisiera dejarle tras apenas unos meses de matrimonio.
Más sincero y cercano que nunca, Keith Urban, poco amigo de la prensa, ha ofrecido su entrevista más íntima a una de las grandes presentador de Estados Unidos, Oprah Winfrey, en la que no esconde ninguno de los más íntimos detalles de su paso por rehabilitación y su recuperación.
"Tenía que tomar una decisión sobre qué camino quería tomar esta vez y para siempre", explica Keith, hablando de su ingreso en la clínica. "He estado en esta encrucijada muchas veces antes y siempre he tomado el camino equivocado. Esto podía destrozarnos".
Sin embargo, el artista es perfectamente consciente de qué fue lo que le motivó a seguir adelante y terminar para siempre con sus problemas con las drogas y el alcohol. "El amor", contesta rotundo y convencido a la pregunta de Oprah.
"Sólo quería ser un hombre mejor para ti y un padre para nuestro cielo, Sunday Rose", se dirige el cantante directamente a su mujer. "Tienes que irte a dormir todas las noches sabiendo que nadie te ha querido nunca ni te querrá jamás tanto como yo. Todo lo que necesitamos es confianza".
Fuente: yahoo.es