VirtudesLos jóvenes tienen el privilegio de derrochar energía y malgastar el tiempo. Los países cuando están en crecimiento se pueden dar el lujo de cometer errores de gestión y tolerar la corrupción.
El Perú viene aumentando su Producto Bruto Interno hace 10 años. Por ello, haber elegido a Alejandro Toledo y Alan García como jefes de Estado era indiferente porque vivimos quinquenios de vacas gordas.
La recesión europea y norteamericana está muy cerca de arribar a nuestra costa.
En consecuencia, es clave que en abril próximo votemos por un gobernante con experiencia y preparado para enfrentar un clima económico adverso.
Esa es la primera virtud de la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski. Es un estadista que tiene planes para sortear la sequia y evitar que el país retroceda.
Asimismo, Kuczynski no consentirá la corrupción. El chuponeo, ministros lobistas en el hotel Country Club, funcionarios públicos de confianza que cobran por despidos intempestivos, indultos a sinvergüenzas como
el prófugo Crousillat, proveedores estatales que desaparecen como Comunicore, son lacras que serán combatidas desde el primer día del mandato.
La tercera virtud de la alianza por el gran cambio es que se demuestra que los políticos pueden ponerse de acuerdo subordinando sus legítimas aspiraciones con el objetivo de instaurar un gobierno popular y programático. El arraigo de Cesar Acuña y Yehude Simon en el norte del país es inobjetable.
La organización de bases de Humberto Lay y el Partido Popular Cristiano en Lima es verificable.
La aceptación de Celina Palomino en Ayacucho y Máximo San Román en Cusco es respetable.
En conclusión, ha empezado bien el lanzamiento de PPK. En estos días se conocerán nuevos reclutamientos en Puno, Arequipa, Piura, Huancayo y la región amazónica.
Kuczynski inspira confianza por su honradez y capacidad de trabajo. Es el mejor capitán de barco para sobrellevar la tormenta económica que se avecina.