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Martes 07 de diciembre 2010

Rammstein se presenta en México

La banda alemana inició puntualmente el concierto haciendo retumbar con su música los tímpanos de sus fervientes fans
Martes 07 de diciembre 2010
Rammstein se presenta en México

Y el "Domo de Cobre" sucumbió ante el metal industrial de Rammstein, que la víspera ofreció el primero de dos conciertos que dará en la capital mexicana.  El oleaje de brazos incansables se arremolinó al centro de la arena de Churubusco con los acordes rasposos e intensos surgidos de guitarras, batería y sintetizadores, aderezados por las descargas guturales de Till Lindemann y fundidos por el fuego intenso que enmarcó una espectacular presentación.  En punto de las 20:30 horas, tal y como estaba anunciado, las luces del Palacio de los Deportes se apagaron ante la algarabía de los asistentes que coparon el lugar para presenciar a la banda alemana.  Una introducción acompañada de gritos y música, seguida de los acordes de "Rammlied y mostraron de inmediato que Lindemann y compañía venían a destrozar tímpanos y a entregarse con todo a sus fervientes fans, que ansiosos esperaban verlos en el escenario.  Un "¡hola cabrones!", surgido desde un oscuro escenario, fue el arranque para escuchar en cascada temas de su más reciente producción "Liebe ist fur alle da", todo en medio de intensas llamaradas y pirotecnia que acentuaron mucho más los acordes desplegados por Richard Z. Kruspe, Oliver Riedel, Christoph Schneider, Paul Landers y Flake Lorenz.  Así, llegaron "Waidmanns heil", "Weisses fleisch", "Keine lust feuer frei!" y "Wiener blut", todas con un sonido pulcro y sin rebotes, que no sólo animó sino que encendió aún más a los más de 15 mil fanáticos que atiborraron el "Domo de Cobre", que ante el intenso calor que provocaron las llamaradas continuas, amén del que desprendieron los jubilosos asistentes, corrió el riesgo de fundirse.  Rammstein, pese a que no trajo consigo toda la parafernalia que ocupa en sus presentaciones europeas, ya que para trasladarla se requeriría de un barco, demostró su potencia y su dominio del escenario, sólo con una escenografía que imitaba una fábrica y recursos pirotécnicos constantes y una cascada intermitente de luces que incrementó aún más la fuerza de las interpretaciones.  Contrario a todos los grupos que se han presentado, la banda alemana no monta las pantallas gigantes que permiten resaltar las ejecuciones de cada uno de los integrantes.  Para ella ese elemento no le hace falta, pues el objetivo de sus apariciones es que todos estén atentos a lo que ocurre en el escenario y que no haya distractores que individualicen su actuación.  Un punto que cabe destacar es que el ingeniero de sonido le encontró la cuadratura acústica al "Domo de Cobre" y por ello no hubo los rebotes característicos que se producen en casos como el de la música estruendosa generada por esta agrupación, que lleva en su haber ocho producciones discográficas.  Pero no todo es fuerza y agresividad, sino que el metal también tiene serenidad y sentimiento.  Ello quedó demostrado con el relax en la interpretación de "Fruhling in Paris", en la cual el vocalista no sólo atenuó sus gritos guturales y su andar marcial, sino que incluso una muñeca de cuerda bailó al centro del escenario subiendo y bajando al ritmo de la música sus brazos, mientras giraba sobre su propio eje, sin pudor alguno.  Pero esto sólo fue un preámbulo, el aperitivo para que los presentes asistieran a la preparación de la cena.  Así, a las 21:30 horas hizo su aparición Till Lindemann portando un enorme gorro de cocinero y un mandil, blancos ambos, pero totalmente ensangrentados, y empujando un enorme perol hirviendo, el cual colocó al centro del escenario.  Todo, en medio de la algarabía de los asistentes, pues bien sabían que ésta era la presentación de la cuestionada "Mein Teil", que relata el caso del caníbal Armin Meiwes.  Una nueva andanada de temas se dejaron oír de manera continua, destacando los éxitos "Du riechst so gut", "Benzin", "Links 2-3-4", "Du hast" y "Pussy y sonne", que marcaron el supuesto cierre de la presentación de los alemanes con una intensa pirotecnia que incluyó la inmolación de un falso espontáneo que subió al escenario.  El consabido encore no se hizo esperar mucho. Nadie dejaba el coso. La penumbra del escenario desapareció y una luz iluminó de nuevo la batería y con ello arrancaron las notas de Haifisch, seguidas de "Ich will" e "Ich tu´dir weh".  De nuevo el escenario se oscureció. Pasaron un par de minutos en los que el público gritó constantemente el nombre de la banda. Desde la penumbra, Lindemann soltó: "Señoras y señores, ¿quieren p...?, ¿quieren p...?, ¿quieren oír p...?  Tras lo cual se empezaron a escuchar los acordes con tintes mexicanos y a continuación la única canción que en español han realizado en honor a México y que fue coreada totalmente.  Sin más, y con el estilo seco de los alemanes, el vocalista dio por terminado el recital con un simple "¡Viva México, cabrones! ¡Muchas gracias!".  A la vez, junto con el resto del grupo, se arrodilló para agradecer a sus fanáticos, mientras de fondo se escuchó música de piano, para acompañar la salida de la banda y de los asistentes al "Domo de Cobre".

Fuente: Informador.com

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