Columna: Agenda Política Título: El tramo final Por: César Campos R. La última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica le otorga al presidente Alan García una aprobación de 36 por ciento a nivel nacional y 44 por ciento en Lima. Un índice bastante halagador para lo zarandeado que anda el primer mandatario estos últimos días. Supongamos que el sondeo, esta vez, no tenga un margen de error de más-menos 15 por ciento (como lo tuvo la semana previa a las elecciones municipales en la capital) y acierte en su metodología y resultado. La primera constatación que sugiere es la forma cómo va sincerándose la evaluación que hace el peruano promedio de su gobierno al término del mismo, una perspectiva fría y menos comprometida con las pasiones de la coyuntura. Es un fenómeno que también observamos al concluir la administración del presidente Alejandro Toledo. Luego de pasarse cuatro años con indicadores de popularidad que oscilaban entre 5 y 9 por ciento, Toledo fue mejorando poco a poco en el aprecio popular, hasta entregar la banda presidencial al presidente del Congreso 2006 con una aprobación cercana al 30 por ciento. Toledo incluso puede considerar que tiene esa base electoral para su retorno a Palacio. Es válido tomarlo en cuenta pero todavía falta mucho pan que rebanar. En la medida que a García se le perciba ajeno a las controversias de los comicios generales del próximo año, que mantenga una postura insular frente a los vericuetos de la campaña, mejor irán las cosas para él. Sin embargo, chismes de salón y palabras provocadoras de su parte (como las que insinúan sus preferencias y desafectos en torno a los aspirantes presidenciales) motivan a ciertos candidatos levantar banderas anti-alanistas que juzgamos poco efectivas para tener éxito en abril del 2011. La razón es simple: García no postula a nada y sus opiniones por sí mismas no influyen en el electorado (si tomamos como cierta la premisa de que el presidente quería “evitar” el triunfo de Susana Villarán en la alcaldía de Lima, por ejemplo). Otra cosa sería movilizar el aparato público controlado por el Ejecutivo para favorecer a sus preferidos o preferidas. El compromiso de TV Perú a fin de standarizar las transmisiones de los lanzamientos oficiales de candidatos, desinfla en primer escamoteo en ese sentido. La segunda constatación es que la mayoría de ciudadanos sí siente las ventajas del rumbo tomado por el país hace más de una década y que el gobierno del presidente García ha mejorado con creces, sobre todo en los campos de la lucha contra la pobreza, la incorporación de más peruanos a la dinámica del mercado, la reforma de la educación y otros rubros. Sin duda quedan pendientes muchos temas. Pero el tramo final de Alan empieza a bendecirse con un sólido respaldo que ojalá sepa conservarlo.