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Domingo 12 de diciembre 2010

Barack Obama, el camino hacia su identidad

Su llegada a la Casa Blanca generó suspicacias y rumores sobre su pasado. Dudas sobre su nacionalidad y la religión que profesa y hasta el temor de una revancha racial contornearon lo que sería la carrera del actual mandatario de los Estados Unidos.
Domingo 12 de diciembre 2010
Barack Obama, el camino hacia su identidad

David Remnick, editor de la revista The New Yorker, condensa ese largo camino en una biografía redactada con la rigurosidad de una investigación periodística. El Puente, vida y ascenso de Barack Obama incorpora testimonios de amigos de la infancia, compañeros y docentes universitarios y líderes del movimiento por los derechos civiles.

En el prólogo, el autor invita a recorrer el texto bajo una premisa compleja y clara a la vez. La asunción de ese hombre de padre keniano y madre texana, que vivió su infancia fuera del país sin padecer la violenta persecución a los negros, significó la construcción de una nueva identidad nacional. La retórica de la política estadounidense abrió paso a la multirracialidad como mito fundante. Y ubicó como paradigma inicial a los hacedores de la conquista de los derechos civiles en la década del ´60.

En ese trayecto Obama construyó paralelamente su identidad racial. Los pormenores de ese proceso de reconocimiento y aceptación, en el que el mandatario interiorizó la historia de la lucha afroamericana y la adoptó como propia, son el eje central de la narración.

Remnick analizó el nuevo escenario: "Obama era un hombre de mundo en un momento en que los estadounidenses se sentían rechazados; era la personificación de la inclusión multiétnica en una época en que el país ya no tenía una mayoría blanca. Aquella era la promesa de su campaña, su idealización o su realidad, dependiendo de nuestro punto de vista".

Descubrimiento

Para el autor, el contacto cotidiano con extranjeros y con miembros de las minorías sociales -feministas, gays, madres solteras- le permitió al presidente comprender, de una manera más amplia que otras personas de su época, los componentes del tejido social de los Estados Unidos. Forjó una amplia tolerancia a la diversidad y la incorporó a su personalidad. Según Remnick, puso en juego ese rasgo durante la campaña y ese hecho fue decisivo para su victoria.

En El Puente se asegura que el despertar de los profundos interrogantes acerca de su condición racial se dio durante el período de su infancia en Hawai, donde vivió alejado de su madre y sus hermanos. Era habitual que cuestionara sus obligaciones como parte de un colectivo al que no pertenecía en los hechos pero sentía propio: "Su esfuerzo por comprenderse a sí mismo era solitario. Estaba aprendiendo a ser negro de una manera conmovedora y torpe", asegura el autor.

A partir de testimonios de compañeros de la secundaria, Remnick indica que no fue hasta entrada la adolescencia de Obama que le tocó experimentar actitudes racistas. Eso motivó aún más su interés por la lucha del movimiento negro.

El contacto con las ideas de cambio e igualdad de derechos, no sólo para su raza sino también para otras minorías sociales, como las mujeres -algo que según el propio presidente había conocido antes en la figura de su madre- lo motivaron a buscar nuevos lugares de estudio para formarse.

Primero fue el Occidental College, en California, donde su círculo de amistades estuvo conformado por "tres estudiantes procedentes del sudeste asiático: dos paquistaníes, Mohamed Hasan Chandoo y Wahid Hamid, y un indio, Vinai Thummalapally. Allí interiorizó las reivindicaciones sociales, el Black Power, y una realidad de discriminación violenta de la que sólo tenía un conocimiento fugaz a partir de noticias en los medios. En febrero de 1981 participó activamente en las movilizaciones de apoyo a la desinversión como un mecanismo para combatir el apartheid en Sudáfrica.

En el texto se asegura que Obama se transformó pronto en un joven maduro y centrado que se propuso vivir como un negro para terminar de convertirse en aquello que él sabía era, pero no había podido experimentar en carne propia.

Decidió estudiar en Nueva York. Antes de iniciar ese proceso, visitó a sus amigos en Pakistán y a su familia en Indonesia. Esa visita fue utilizada en la campaña a la Casa Blanca como algo negativo. Los republicanos y la prensa conservadora pusieron en duda su religión y su formación ideológica.

Al respecto, Remnick opinó en una entrevista al diario español El País que "nadie que se haya presentado a presidente de los Estados Unidos ha tenido nunca que soportar estas humillaciones. Pero no, él tiene que proclamar y demostrar que es cristiano una y otra vez y otra vez. Como si el hecho de ser musulmán fuera malo. Es un reflejo del degradado universo del partido republicano y de su mundo mediático, particularmente la (cadena de televisión) Fox".

En la Universidad de Columbia se formó en política, comercio exterior y literatura. Su primera ambición fue ser escritor, lo que cambió con el transcurso de los meses hasta motivarlo a ser organizador social. No era un estudiante ejemplar, ni se había destacado por una oratoria brillante. Tampoco había participado seriamente en ningún partido político. Según sus conocidos, estaba demasiado perturbado por solucionar su conflicto interno.

Luego se trasladó a Chicago donde comenzó a colaborar como trabajador comunitario. Algo que había querido desde sus veinte años y que tardó otros tres en poder desarrollar. El terreno de ese nuevo comienzo fue el South Side, un barrio de familias negras con un alto índice de desempleo tras el cierre masivo de industrias metalúrgicas. Su jefe era Jerry Kellman, quien pronto se convirtió en su mentor. "Conoció las realidades del lugar: el aislamiento y las condiciones deprimentes de las comunidades negras del South Side y el West Side; la estructura de la maquinaria del poder político; y la táctica discriminatoria de los banqueros de hipotecas y los constructores", señala Remnick.

Durante tres años, las tareas comunitarias fueron delineando la personalidad del actual presidente de la primera potencia mundial. Encontró en las calles de esa ciudad los relatos que le permitieron completar una historia que creía perdida. Construyó su identidad. "Obama no sólo se sentía fascinado por la historia del Chicago negro, sino que además decidió entrar en esa historia, unirse a ella. Fue allí donde encontró una comunidad, una iglesia, una esposa, un propósito y una vida política".

 

Fuente: infobae

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