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(Lima, diciembre de 2010).- Luego de una semana de intensas negociaciones, culminó el pasado 12 de diciembre la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16), llevada a cabo en Cancún – México, donde 193 países se reunieron para discutir y buscar consensos acerca de las acciones que deben tomarse para enfrentar el fenómeno –y amenaza- global del cambio climático.
Aunque los acuerdos a los que se llegó constituyen un avance, especialmente con respecto a lo sucedido en Copenhague, queda claro que los diversos esfuerzos desplegados aún no son acordes a la envergadura del problema, cuya gravedad implica un incremento de la temperatura mundial de dos a cuatro grados centígrados en el próximo siglo de no reducirse, en el más breve plazo, las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25%-40%.
Uno de los temas que mayor controversia generó fue el relacionado al Protocolo de Kioto. Como es sabido, la vigencia de dicho acuerdo culmina el 2012, por lo que los esfuerzos mayoritarios apuntaban a lograr un segundo período, buscando que esta vez los países más contaminantes se adhiriesen al mismo. Sin embargo, la postura de algunos países desarrollados como EE.UU y Japón, junto a otros en vías de desarrollo como China, constituyó el principal obstáculo, al señalar que no firmarían ningún acuerdo vinculante y que en todo caso, de lo que debería hablarse es de una “reducción voluntaria” (muy lejos del mínimo requerido). En este sentido, la discusión sobre el futuro del Protocolo de Kioto fue aplazada para la COP 17 que se llevará a cabo el 2011, en Durbán – Sudáfrica.
De todos modos, de lograrse la continuidad del Protocolo de Kioto –sin que exista un vacío de tiempo entre el término y la renovación del mismo- deberá pactarse un esfuerzo más ambicioso por parte de los países firmantes, aún cuando los grandes contaminantes como China y EE.UU decidan disminuir sus emisiones voluntariamente y al margen del acuerdo.
Financiamiento a los países más vulnerablesPor otra parte, el compromiso de crear un “Fondo Verde Climático” que permita canalizar recursos a los países en desarrollo más vulnerables al cambio climático (como los pequeños estados insulares), ha resultado ser uno de los puntos más llamativos de esta Cumbre. El acuerdo consiste en entregar US$ 30 mil millones hasta el año 2012 a través de un financiamiento rápido (Fast Start Finance); y llegar al monto de US$ 100 mil millones en el 2020, aunque todavía no se ha aclarado de dónde provendrá ese dinero. Por lo pronto se sabe que el fondo será gestionado temporalmente por el Banco Mundial.
Asimismo, el mecanismo de reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques (REDD Plus), que busca proteger los grandes espacios verdes de todo el planeta a través del pago por “servicios climáticos”, fue uno de los puntos incluidos en los “Acuerdos de Cancún” y que implica que quienes viven en dichos espacios pueden ser “recompensados” por los servicios que brindan al planeta entero mediante el cuidado de los bosques que habitan. Dentro del criterio de REDD Plus se incluyen los conceptos de conservación, manejo sostenible de bosques y valorización de las reservas de carbono.
En esta misma línea, aunque la idea de REDD Plus resulta muy interesante, también genera serias dudas si se tiene en cuenta que EE.UU no va firmar ningún acuerdo vinculante sobre reducción de emisiones. Y este punto es crucial, pues no debe olvidarse que el tema central para frenar el calentamiento global y luchar verdaderamente contra el cambio climático pasa, precisamente, porque los grandes contaminantes se comprometan a reducir localmente sus emisiones en el rango de 25% a 40% respecto a 1990. Todas las demás iniciativas son bienvenidas pero serán siempre paliativos que no evitarán que los efectos de esta amenaza global se radicalicen en el futuro. Con las cosas así, la pregunta es evidente, ¿los países en vías desarrollo prestaremos servicios ambientales para que los gigantes puedan seguir contaminando?
Víctor Sánchez, Coordinador de la Oficina Lima de Asociación Civil LABOR, viajó a Cancún como parte de la Delegación del MOCICC. Aquí sus opiniones con respecto a la importancia del Protocolo de Kioto (PK):
"Kioto resulta un tema crítico pues mientras no se tenga una postura definida sobre su continuidad, los principales países contaminantes no disminuirán sus emisiones ya que no hay acuerdo vinculante. Por otra parte, optar por un nuevo acuerdo en vez de la continuidad tendría varias desventajas, como por ejemplo, que entre el fin del PK y el nuevo pacto habría un espacio en blanco en el que no existiría regulación alguna sobre las emisiones. Un nuevo acuerdo implicaría también empezar de cero, perdiendo el logro de haber incorporado a países como Australia en el actual Protocolo. Asimismo, habría que definir nuevamente qué países formarán parte, cuáles serán los niveles de reducción de GEI y demás avances que aunque insuficientes, se han logrado hasta ahora. Es por eso que muchos de los países firmantes del PK, africanos, europeos y asiáticos, exigen que se ratifique la continuidad del mismo hasta el 2020.
En todo caso, lo más importante para la siguiente Conferencia de la Partes (COP 17) que se realizará en Durban es asegurar la continuidad del PK y lograr incluir dentro de los acuerdos sobre reducción de GEI a los países en vías de desarrollo que más contaminan, como China e India, que hasta ahora se han negado a reducir sus emisiones al señalar que por ser países en vías de desarrollo una disminución podría afectar su progreso".
Datos
Uno de los aspectos más significativos de la COP 16 fue la reconstrucción de la confianza y legitimación de las Naciones Unidas en este ámbito. Ban Ki-moon recomendó a los gobiernos a “que sigan la vía del compromiso, una piedra angular del multilateralismo efectivo”. De los 193 países reunidos en la COP 16, Bolivia fue el único que no firmó los acuerdos.Ver en el Boletín Institucional N°17
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