2010 pasará a la historia como el año de la explosión de los déficits públicos, de los planes de rescate y de los recortes sociales. Acosados por los mercados, algunos países han se han visto obligados a aceptar préstamos de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional. Se jugaba mucho, han dicho los dirigentes europeos: si dejamos caer un país, toda la zona euro se puede ver afectada, avisaban. Préstamos para financiar la deuda de un país o incluso para sostener el sistema bancario. A cambio, los ciudadanos se han tenido que apretar el cinturón: la palabra esetrella ha sido: austeridad: bajan las prestaciones sociales y salarios, suben los impuestos y cada vez se está más cerca del fina del Estado del Bienestar del que gozaba el viejo continente... y todo empezó en Grecia.
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