Las características de esta campaña electoral y los precedentes nacionales donde a muchos se les ha quemado el pan en la puerta del horno, obligan a los candidatos medir muy bien cada uno de sus pasos, anticiparse a las ofensivas de sus adversarios y evitar los handicaps gratuitos que les hace perder importante terreno. Nada hay más pernicioso para los aspirantes presidenciales que dejarse invadir por las brumas del teflón prematuro. Es decir, creer que su buena fortuna en la intención de voto durante la etapa primaria de la elección general les da licencia permanente para hacer lo que les da la gana, pensando que nada cambiará el respaldo adquirido. Veamos algunos casos. Alejandro Toledo manifiesta entre sus allegados que le importa un carajo lo que le digan respecto a sus vacaciones navideñas en Punta Sal. “Tengo derecho a mi descanso donde quiera; lo pago con mi plata”, dice. El tema es que la más clara acotación a su soberbia y a esta irreductible postura no viene con fuerza de sus enemigos. Surge nada menos que de su entorno, si nos atenemos a lo que el colega Fernando Rospigliosi (presentado como su “asesor” por el propio Toledo hace varios días) señala en su columna del diario La República, el día 2 de enero. Leamos: “Si Toledo ha subido en la intención de voto como lo ha hecho, probablemente es porque transmitió un mensaje atractivo para el electorado y lo difundió adecuadamente. Pero como bien ha recordado Gustavo Gorriti, Toledo no sabe lidiar con el éxito. De inmediato se descontrola, se cree todopoderoso y comete errores. No hizo la mejor designación de su plancha, se fue a Punta Sal, se enclaustró en un debate absurdo con Alan García, no transmite ningún mensaje coherente. Eso le va a costar. Por supuesto, esos errores no se reflejan al día siguiente en las encuestas, pero más temprano que tarde va a pagar un precio alto." Sin embargo, este no es un tema atribuible sólo a Toledo. Luis Castañeda Lossio también deberá entender que su buena química con gran parte de la población no llena en vaso del triunfo del próximo 10 de abril, sino establece con claridad una hoja de ruta de su campaña. Incidentes como el protagonizado ayer por su candidata a la segunda vice presidencia da carne suficiente para abrir el caño de goteo de imputaciones que podría terminar horadando la piedra del éxito. Y Mercedes Araoz, cuya reconocida gestión pública y simpatía popular la han puesto a la cabeza de la fórmula presidencial del partido más antiguo del país, debe entender que ello no será suficiente si no da los signos vitales de autoridad que algunos apristas quieren regatearle. Araoz debe imponerse en todas las líneas de acción de la campaña del PAP, incluida la selección de los candidatos al Congreso y hasta con derecho a veto. Así de claro. Hay que erradicar por ahora todo auspicio al teflón. Que trabajen y bien cada uno de los candidatos.
Columna: Agenda Política Título: Teflón dudoso Por: César Campos R.
Fuente: Expreso