Cuestiones de Forma

Al margen del daño a la institucionalidad de lo poco que queda del sistema de partidos peruano, la disputa que en estos momentos se vive en el APRA por decidir quién puede y quien no puede deja heridos, muertos y contusos en el camino. Me deja sin habla el hecho poco tomado en cuenta de que mientras se está hablando de privar de sus derechos legítimos de elegir y sin elegido consagrados por la constitución del país; muchos, muchísimos de los autoproclamados catones de la moralidad y la democracia aplauden a tambor batiente la actitud de la candidata Mercedes Araoz hacia quien precisamente le brindo los primeros auspicios en su candidatura ¿No es esto doble moral? 

Un precepto básico del ordenamiento jurídico refiere a que todos somos  inocentes hasta no ser declarados culpable de algún crimen. El  congresista del Castillo marcha a la hoguera en nombre de la corrección política tal cual José Barba Caballero y Rafael Rey en la plataforma lourdista de 2006. Mientras tanto, los medios abanderados de lo políticamente correcto celebran sin recato y hacen mella del árbol caído o acaso a punto de caer ¿Igualdad ante la ley? Nada que ver. Hipocresía y mezquindad en su lugar. Puede que del Castillo no nos caiga bien, pero la sanción moral si la hubiere debiera de darse en las urnas y no por la vía del veto, no haciendo añicos en el camino principios naturales del estado de derecho.

Lo que ha queda al descubierto con situaciones  como estas es que la evasión del la ley no es una conducta exclusiva de un sector “autoritario “ de la sociedad peruana, los mal “demócratas” sienten también la tendencia a escurrir el bulto cuando de librar el bulto o aplastar a sus adversarios se trata. No basta que a un hombre se le sospeche  culpable, hay que probárselo y a Jorge del Castillo, no se le ha comprobado acto alguno de corrupción hasta el momento ¿Por qué nadie sale a defenderlo? Hasta sus compañeros los abandonan. Salvo honrosas excepciones debemos agregar.

Y sobre el mismo Jorge del Castillo ¿Qué podemos decir?, ¿Qué ha perdido toda compostura? Resulta sospechosa y preocupante la desesperación mostrada por este líder del aprismo en su afán de seguir prendido de la ubre del Estado peruano.

En la teoría al menor o en alguno de los muchos universos posibles, el arte de un político y más si se trata de uno con ansias de estadista, debe de consistir primeramente en mantener una imagen de calculado distanciamiento y superioridad frente a las contrariedades del momento. El líder debe ser capaz de transmitir a sus seguidores que está más allá de las ambiciones personales y que su mayor anhelo es el del servicio a su visión y a su causa. Señal de los tiempos que corren, pero Jorge del Castillo lo que ha transmitido y este transmitiendo es la personificación de la angurria por un curul ¿Ni tan siquiera cree en su propia maquinaria partidaria que se desespera por encabezar la lista de Lima? ¿Por qué no renuncia?

Siendo su propia imagen el mayor caudal de un político la más mínima sombra sobre la misma debiera incitarle a dedicar todos sus esfuerzos a dilucidarla. Cuestionado sobre su idoneidad para encabezar la lista aprista, era y es lo más lógico suponer que disciplinadamente, partidariamente, correctamente Jorge del Castillo se haría a un lado indignado; pero en vez de ello que era lo sano, lo esperable estamos sentados viendo un triste espectáculo de idas y venida en pro del ansiado sueño de la curul propia.

La pugna Araoz-del Castillo con el trasfondo de un APRA dividida y ciertos sectores de la sociedad civil expectantes sobre los resultados de esta contienda interna, nos da visos de una clase dirigente indiferente frente al respeto de las mínimas formas que facilitan la vida democrática. No se trata de una preocupación irrelevante como pudiera parecer, el irrespeto a las formas de la convivencia conlleva finalmente el irrespeto a las cuestiones de fondo, una tara que ha jalado nuestro desarrollo de manera continuada nuestro desarrollo histórico y que esta fuertemente asociada a la informalidad en que se desarrolla nuestra vida pública.

La presente campaña electoral a través de puntos de inflexión claves como la conformación de alianzas sin un norte pragmático más que el pasar la valla del 5%, la practica licitación de un lugar en la plancha presidencial de una expectante candidatura y el aquí desarrollado tema de la pugna Araoz-del Castillo son síntomas de un profundo malestar que azota nuestra sociedad que es necesario enfrentar desde ya y para lo cual no nos queda más remedio que reclamar el retorno de la política y los políticos a nuestra vida nacional y no de los improvisados que hoy dominan nuestra vida pública.