APRA: En mil pedazos

La renuncia de Mercedes Araoz a la candidatura presidencial aprista  sólo es el inevitable colofón de un proceso increíblemente llevado hasta los márgenes del abismo por una nueva clase política instaurada en el viejo partido de la avenida Alfonso Ugarte, donde la sensatez y la perspectiva de horizonte se han extraviado por completo. Cobra mayor dramatismo esta crisis – ¿o quizás eso la explica? – por tratarse de la organización política más antigua del Perú, devenido en uno de esos clubes electorales contra los que precisamente insurgió Víctor Raúl Haya de la Torre y el cual no ha sabido o no ha querido administrarse como plataforma de Gobierno pese a la militancia del presidente Alan García en sus filas.Y los clubes electorales, según la historia, apenas sirvieron para satisfacer los apetitos inmediatos y oportunistas de unos cuantos. Un partido como el APRA estuvo destinado a proyectos mayores de transformación social y eso convertía la tribuna electiva en un escalafón episódico. Por eso Haya de la Torre gustaba repetir en sus coloquios de la época del gobierno militar 1968-1980 aquella máxima que eyectó la revolución mexicana: “sufragio efectivo, no reelección”.Como hemos dicho anteriormente, los problemas del PAP no se limitaban al patrón impuesto por Araoz para definir las candidaturas al Congreso en representación de Lima y que chocaban con el Secretario General y ex premier Jorge del Castillo. En realidad extendido a todo el aprismo nacional, chocaba con varios aspirantes. El gesto de Del Castillo de ceder totalmente su espacio hubiera sido insuficiente sino venía acompañado de otros más urgidos en el interior del país.Es por eso que abogamos por concederle autoridad a Araoz sobre la materia, duela a quien le duela. Es ilógico por donde se le mire consagrar a una persona en la candidatura presidencial – esperando que gane y por lo tanto gobierne a todo un país – pero regateándole prerrogativas sobre cómo y con quiénes debe hacer su campaña. Más aún tratándose de un partido que abrió sus miserias internas en febrero pasado, mostrando el encierro con cadenas al ex secretario general en el Congreso partidario. Que pasó el trance de aceptar el pedido de licencia de sus dos secretarios generales por serias imputaciones. Que retiró a su candidato a la alcaldía de Lima y padeció una estrepitosa derrota en los últimos comicios regionales y municipales.¿Estaba y está ese partido en condiciones de imponer algo? No lo creemos y las consecuencias hoy son más que dolorosas.Tengo presente un enunciado que formuló el doctor García en la entrevista que le hicimos para EXPRESO el mes de setiembre del año pasado: “soy un independiente al servicio del APRA”, nos dijo, en referencia a su destino luego del 28 de julio. Ojalá esa calidad le sirva para restañar un movimiento que ayer ha estallado en mil pedazos, remeciendo hasta los huesos inertes de Haya de la Torre.