Goliat
Ayer, dirigentes de Perú Posible han declarado que les encantaría que Alejandro Toledo gane en primera vuelta.
En verdad, lo que ocultan los seguidores del ancashino es que les aterroriza pasar a la segunda vuelta con Luis Castañeda. En un ballotage, el ex alcalde tendría más ventajas para salir triunfador.
La campaña de Toledo está sufriendo el síndrome Fredemo. En las elecciones generales de 1990, el candidato del Fredemo Mario Vargas Llosa tenía el apoyo de la mayoría de los medios masivos de comunicación y la más abultada bolsa para financiar los gastos de la propaganda.
El desproporcionado y abusivo envío de mensajes alusivos al Fredemo produjo saturación y la ciudadanía empezó a buscar otras alternativas.
Vargas Llosa se estanco, fue sobrepasado por Alberto Fujimori y casi empatado por el aprista Luis Alva Castro.
Hoy, Toledo es el engreído de los canales de televisión y de la mayoría de los diarios de circulación nacional.
Sin embargo, habiendo invertido una gran cantidad de recursos en el lanzamiento, el resultado en las encuestas no satisfacen al estado mayor chakanista.
Tanto es así, que cotidianamente atacan a Castañeda con proyectiles que no dan en el blanco.
El chiclayano se mantiene firme como seguro aspirante a pasar a la segunda vuelta.
Toledo y Castañeda han coincidido en posicionarse como opuestos a Alan García.
El primero eligió la denuncia de la corrupción aprista. El líder de Solidaridad se diferencia claramente de García por su estilo. Aparece humilde y silencioso.
Jarcia y Toledo gritan, Castañeda musita. García y Toledo bailan, Castañeda cojea.
Esta campaña está revelando que tan similares son García y Toledo.
Si vence Castañeda, así como en 1990 la población habrá elegido a quien personifica la víctima.
David derrotaría nuevamente a Goliat.