Colombia: Clima y política

Columna: Agenda Política   Título: Clima y política   Por: César Campos R.   (Desde Bogotá).- El presidente Juan Manuel Santos ha esclarecido que su gobierno no procederá a liquidar las llamadas Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), tal como se había filtrado a la prensa mediante el borrador de uno de los varios decretos que el Ejecutivo colombiano proyecta dictar al amparo del Estado Emergencia dispuesto a raíz de los desastres provocados recientemente por los fenómenos naturales.   Las CAR son las primeras autoridades ambientales regionales del país y suman 32, igual al número de departamentos. Fueron creadas, en principio, para ocuparse de la preservación del medio ambiente local y regional, con autonomía económica y política. Manejan un presupuesto de 200 mil millones pero recursos en general que superan los 800 mil millones de pesos (unos 436 millones de dólares) y han sido responsabilizadas de no aplicar políticas adecuadas para mitigar el impacto del invierno colombiano.   Sus directivos se defienden sosteniendo que sus únicas competencias han sido la asesoría y acompañamiento a los gobiernos de los entes territoriales (departamentos). Sin embargo, también se acusa a algunas de ellas de haberse politizado y carecer de enfoques técnicos. El gobierno tenía en mente reducirlas a 16 y constituirlas sobre la base de las principales cuencas hidrográficas.   El presidente Santos ha señalado que es imposible liquidar las CAR por decreto pues incurriría en un acto inconstitucional. Pero sí tiene en la mira reformarlas; “que sean más efectivas en cumplir con su misión. Eso es absolutamente obvio y lógico”, dice.   Es muy interesante este debate en el seno de una de las democracias más sólidas de América Latina como es la de Colombia. Y más aún tratándose de responsabilidades públicas en cuanto a la administración de las decisiones sobre el medio ambiente y la contención de los efectos de los fenómenos naturales.   Voltear la mirada hacia el nivel de competencia de las personas de carne y hueso que asumen estas tareas, me parece algo notable. Por lo general, los embates de la naturaleza no arrastran consigo a los funcionarios públicos. Siempre se dice que aquellos superan el nivel previsor de éstos.   Los muertos por lluvias, inundaciones, desbordes pluviales, tsunamis o terremotos van al pasivo de Dios o a de quienes, en la generalidad de sus actividades industriales, aceleran el cambio climático y sus nefastas consecuencias.   Colombia tiene ministerio del Medio Ambiente desde diciembre de 1993; es decir hace 18 años. El Perú desde el 2008 y casi empujado a crearlo por presión de las naciones europeas antes que Lima fuera sede de la V Cumbre AL-CUE. La ventaja de ese país sobre el nuestro es que ya ingresó a una fase absolutamente más clara respecto al rol de las entidades públicas frente a los desastres naturales y sabe que sus directivos no pueden evadir responsabilidad alguna. Para eso se les nombra y no para perseverar en los errores.  Muy buena e interesante lección que los candidatos presidenciales nativos y sus equipos de plan de gobierno debían recoger cuanto antes.