Un día después de las violentas protestas que se cobraron la vida de tres personas, el Gobierno de El Cairo anunció que no permitirá ninguna otra manifestación en el país, mientras la policía dispersó esta madrugada a miles de personas reunidas en el centro de la capital. De esta manera, el Gobierno de Hosni Mubarak intenta frenar un movimiento social sin precedentes en las tres décadas de su mandato.
“Ningún acto de provocación, reunión de protesta, marcha o manifestación será permitido”, advirtió en un comunicado de prensa el Ministerio del Interior egipcio, tratando de calmar los ánimos en las calles egipcias, que este martes fueron escenario de protestas sin precedentes en las que exigen la dimisión del presidente Hosni Mubarak, que acumula ya tres décadas en el poder, y que tienen como referencia a la Revolución de los Jazmines, la reciente revuelta ciudadana que logró derrocar en Túnez al régimen de Zine El Abidine Ben Alí.
El ultimátum del Cairo intenta frenar la escalada de descontento social que ya se cobró la vida de tres personas en una jornada que se conoció como el Día de la Ira. Manifestaciones donde no sólo se pidió la caída del régimen sino, además, la derogación, de la ley de Emergencia, que entró en vigencia en 1981 luego del asesinato del presidente Anwar Sadat. Ley que Hosni Mubarak se había comprometido a derogar en 2005 durante su campaña electoral, para sustituirla por una nueva ley antiterrorista, un compromiso incumplido...
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