Rafael Nadal, víctima de la fortaleza y solidez de su adversario y condicionado por unas molestias físicas en los músculos isquiotibiales de la pierna izquierda, se despidió en los cuartos de final del Abierto de Australia derrotado por el también español David Ferrer (6-4, 6-2 y 6-3), que jugará las semifinales del primer Grand Slam ante el galés Andy Murray. El sueño de Nadal de convertirse en el tercer jugador de la historia en lograr los cuatro grandes consecutivos, después del australiano Rod Laver y del estadounidense Bill Tilden, que lo hicieron en una misma temporada, se empezó a desvanecer tras los primeros juegos. No se retiró Nadal, como hace un año, cuando en este mismo tramo del torneo abandonó ante Murray dolorido en la rodilla derecha, cuando perdía por 6-3, 7-6 (7/2) y 3-0. Pero dio la sensación de que en cualquier momento, víctima otra vez de las penurias físicas, podría enfilar el camino del vestuario sin echar el cierre al duelo. No lo hizo el número uno del mundo. Puede que por consideración a su propio adversario. Pero seguro que ganas no faltaron.
Fuente: Hola