Alejandro Toledo: Bronca con yanquis

Bronca con yanquis   Por: César Campos R.   Un informe de la revista CARETAS donde se menciona las coordinaciones que estaría realizando el ministro del Interior Miguel Hidalgo con altos funcionarios de la DEA en Lima para analizar y “profundizar” investigaciones en torno a si Manuel Sánchez Paredes – procesado judicialmente por supuestos vínculos con el narcotráfico y lavado de dinero – ha realizado aportes monetarios al partido Perú Posible, “u otra agrupación o candidato político” (subraya la publicación), motivó que Alejandro Toledo sea presa de un gran enojo.   Toledo dirige esa molestia no sólo contra el gobierno sino también, directo y sin escala, contra la embajadora de los Estados Unidos en Lima, Rose M. Likins, en cuya misión operan los representantes de la DEA. “Emplazo con firmeza – dijo el aspirante presidencial  – a la embajadora de los EE.UU. para que declare de inmediato si ha realizado investigaciones sobre una posible vinculación entre PP y el narcotráfico. Emplazo a que dé a conocer sus resultados, cualquiera que sea”.   En su edición de ayer, el diario La República da cuenta de la enorme ira de Toledo con la embajada gringa y de ciertas llamadas telefónicas que habría realizado desde su casa de Camacho a las “buenas relaciones” del “más alto nivel” que tiene  en Washington. El mismo diario especula que la embajadora recibirá instrucciones del departamento de Estado y que algo dirá en los próximos días.   A la pobre señora Likins le ha tocado vivir el momento más complejo y turbio de las relaciones diplomáticas de su país con el nuestro. A este impasse con un candidato presidencial que ya ha sido jefe de Estado y que además dio un impulso notable a la suscripción de un tratado de libre comercio con los EE.UU., se agrega esa pesada herencia del “efecto Wikileaks” dejada por sus dos antecesores y que forma parte del más grande papelón mundial del gigante de Norteamérica en los últimos tiempos.   Si en algo coinciden ahora Toledo y Alan García (reputados por sus enemigos de la izquierda radical como “sirvientes” de los yanquis) es su molestia con la representación estadounidense. Tomemos en cuenta que la reciente visita del Zar antidrogas Gil Kerlikowske careció del auspicio oficial de otros años. Kerlikowske no fue recibido por el presidente de la República quien añadió al fastidio por los Wikileaks el poco entusiasmo del gobierno de Barack Obama en respaldar la lucha contra el narcotráfico del Perú.   La diplomacia de los EE.UU. pasa por el peor momento y la semana precedente todos sus embajadores y jefes de misiones fueron convocados en Washington por la secretaria de Estado Hillary Clinton para evaluar los objetivos 2011. Ojalá y aunque sea por pocos minutos, se hayan tomado la molestia de considerar estas broncas absurdas generadas en un país donde el sentimiento colectivo anti yanqui puede volver a sembrarse a la vuelta de la esquina.