Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Las imputaciones que se lanzan Perú Posible y el oficialismo sobre la autoría de las historias de sus respectivos vínculos con el narcotráfico, ha devenido en una chanza intolerable y absurda. El espectáculo degrada a cada uno de sus protagonistas convirtiéndolos en expresión patética de un debate que en verdad merece otro nivel y otra perspectiva. Si bien el tema nació de las contradicciones de Alejandro Toledo en torno a la despenalización del comercio de drogas – de su “consumo” dijo inicialmente y con gran ignorancia – la secuela fue la publicación en la revista Caretas de una fotografía del candidato de PP junto a Manuel Sánchez Paredes en un acto público. Aunque el reportaje que la acompañaba sugería a los políticos tener cuidado con quiénes se les aproximan, pues podría tratarse de personas investigadas por actividades delictivas, esto fue interpretado por los toledistas como una maniobra de Palacio de gobierno para desacreditar a su líder.PP involucró al ministro del Interior en la supuesta jugada y Toledo también le puso la mira a la embajadora de los Estados Unidos al mencionarse en el reportaje a la DEA. El pasado lunes 07, el ex mandatario visitó a la diplomática y salió de su residencia más irritado de lo que ingresó. Luego veremos porqué.La nueva edición de Caretas quiso enriquecer sus pesquisas asociando al candidato vice presidencial de PP con unos supuestos sobrinos que a su vez servían a los Sánchez Paredes. Los desmentidos hasta ahora tienen contundencia. Al día siguiente, la torta se volteaba hacia el hijo del Secretario de la Presidencia de la República, filmado el año 2003 junto a uno de los vástagos de Orlando Sánchez Paredes. Se ha establecido que ambos no tuvieron relación ilícita alguna. De ahí vino la revelación del aporte económico del joven Sánchez Miranda a la campaña del PAP 2006, el anuncio de la devolución del mismo a cargo del presidente Alan García y la réplica de que hubo más plata de campaña hacia el partido oficialista.¿Qué clase de polémica y contrapunto es éste? ¿Cómo pueden llegar a envolverse en aclares de intrigas, atribuciones dignas de partes policiales, intercambios de lodo y estiércol, desde candidatos, jóvenes empresarios (reitero, sin tacha judicial ni comprobaciones de actos ilícitos) hasta el mismo jefe de Estado y su entorno.Lo que pocos perciben es que toda esta atmósfera reduce al mínimo una preocupación central del doctor Toledo: los Wikileaks sobre su persona y gestión gubernamental 2001-2006. Tema que – según fuentes muy creíbles – fue central en el diálogo entre el líder de PP y la embajadora de los EE.UU. Pero, ¿qué tendrían estos Wikileaks de diferentes respecto a los anteriores, llenos de chismes y conceptos harto trajinados por la opinión pública (como el “ego colosal” de García)? Las información corre muy rápido y se habla de cosas bastantes feas y realmente molestas para Toledo, buen amigo de Washington.Última pregunta: ¿estará ese lote de Wikileaks en manos del diario El Comercio? ¿Se difundirá por ese medio dentro del protocolo de publicación establecido?
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