La cantante Alejandra Guzmán está de buenas y no rehúye ninguna pregunta. Afirma que no ha sido requerida por las autoridades judiciales luego de que en enero pasado fue mencionada por un testigo protegido como parte del show en una supuesta “narcoposada”, en 2006, para una organización criminal.“Yo no sé ni para quién canto. Llego, canto y me voy. No digo ‘hola, buenas noches’, ni convivo. Tengo dos horas el micrófono y luego, vámonos. Hasta ahorita han armado más panchos los medios que la policía. No tengo nada que esconder; cuando quieran, saben dónde vivo. Siempre he sudado lo que tengo y seguiré en el rocanrol”, señala “La Guzmán”, bien conocida por su carácter, que a veces ha servido para sacarla de apuros pero en otras tantas ocasiones la ha metido en problemas.— ¿Sientes que es momento de bajar un poco el ritmo luego de una carrera tan ajetreada?— Me estoy ocupando de tener otra relación con la gente. Soy mono en el zodiaco chino. Estoy en una etapa espiritual, tranquila, bien conmigo misma. La edad sabe bien; me gusta tener experiencia y decir: tengo una carrera, mi hija, salud, todo lo que siempre soñé. Y estoy a la mitad del camino.— ¿No más reventón?— Forma parte de la búsqueda. He encontrado libertad, pero luego de la locura en la fiesta encuentras vacío en lo que ya no te llena y buscas opciones. Me gusta la endorfina, con el gimnasio, la bicicleta. Se siente bien y no lastima a nadie ese tipo de entretenimiento (risas).— ¿Sentiste que hubo un punto en tu vida donde perdiste el control?— Es algo que ya resolví, ya me perdoné. Son muchas cosas que forman parte de mi genética, mi sangre, una cadena que ya no quiero repetir. El rollo es aprender que soy vulnerable, con defectos de carácter. He aprendido a quererme, a cuidarme; en vez de vaciar mi corazón, llenarlo.En vez de beber y olvidar, tratar de hablar, decir, expresar, acercarme. Enfrentarlo y no taparlo con una botella. A veces ya no era yo, se trata de que no te coma el reventón. Que no te coman el alcohol, las drogas, las relaciones tormentosas, la fama, el escándalo, el amarillismo.Lo último que me movió las emociones fue la operación (en los glúteos), que me hayan engañado y haber estado cerca de la muerte. No sólo es el alcoholismo, son lecciones de vida.— ¿Sientes que saliste de la experiencia convertida en una guerrera?— Tengo mucha fortaleza cuando estoy bien conmigo, pero también soy muy débil y fácil de quebrar. Cuando me quito el personaje de Alejandra Guzmán es cuando digo: “¿quién soy, qué necesito?”— ¿Quién te gusta más como vocero, tu papá o tu mamá?— Ésa es la peor vía (risas). No me gustan los voceros. Amo a mi padre como es, pero a veces le digo que cuide lo que dice. Mi mamá, toda responsable. Imagínate, preguntándome ella lo que pasó en el avión porque la prensa le pregunta.— ¿Rezaste cuando viste de cerca la muerte?— Rezo todos los días. Pido serenidad y sabiduría.
Fuente: Informador.com