Anja Rubik en las noches salvajes para Vogue

Con esa mirada tan especial, entre fría, serena y a veces hasta incluso meláncolica y triste, esta belleza polaca se ha hecho un hueco en el mundo de las pasarelas y ahora puede presumir de ser uno de los rostros y los cuerpos más codiciados por las casas de moda.

Sus inicios en las campañas de Chloé tienen gran parte de la culpa, sirvieron de trampolín para que Anja Rubik diera el gran salto a la fama. Pero, su vocación viene de tiempo atrás. Ella, desde pequeñita, tenía claro a lo que quería dedicarse: al mundo de la moda.

Y a sus 15 añitos, esta impactante modelo tuvo su oportunidad gracias a un concurso organizado por una agencia local en 1998. Desde ese momento, se centra de lleno en hacer trabajos en su país hasta que, un par de años más tarde, sus fronteras se abren al mundo internacional de la mano de las agencias parisinas.

La primera vez que desfiló, lo hizo para Akira Isogawa y, como era imposible que su belleza pasara desapercibida, meses más tarde ya estaría luciendo los diseños de Kenzo, Nina Ricci o Paco Rabanne sobre las pasarelas. En 2002 se trasladó a Nueva York para centrarse en su carrera como modelo.

Poco a poco fue abriéndose camino entre las tops más reconocidas hasta hacerse con una carrera imparable de desfiles que, hoy en día, sigue manteniendo. Su último trabajo, una espectacular producción de moda junto a tres de los grandes tops españoles, Andrés Velencoso, Jon Kortajarena y Oriol Elcacho, reinterpretando las noches salvajes de los 70, para la revista Vogue.

Fuente: Europapress