Las deserciones de altos mandos y soldados que tiran del gatillo han obligado a Kadafi a echar mano de contratados. Ni patria ni bandera ni ideales: dinero. Quiénes y porqué hacen el trabajo más sucio del mundo. El reporte de la Alta Comisionada de ONU para los DDHH.
Los mandatos de obediencia ciega al régimen se desmoronan. Los soldados tiran las armas y se pliegan al levantamiento popular. La voz de Kadafi ya no basta para mandar matar gente indefensa. Para eso está el dinero, y para recibirlo están los centenares de hombres de hambrientos países vecinos que no dudarían en disparar hacia civiles desarmados a cambio de un salario.
Nueve personas murieron en Libia en las últimas 24 horas en enfrentamientos entre fuerzas de seguridad pro régimen y manifestantes. Así, mientras las bandas tribales y los comités revolucionarios cuidan el interior del país, los dólares cash sostienen la represión en Trípoli...
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