Ser inconforme constante se ha vuelto una pose; una posición en que la sociedad manifiesta sus críticas políticas, sociológicas, etc. Yo estoy de acuerdo y apoyo- como lo he dicho líneas arriba- cuando; en este caso artistas; están en desacuerdo e inconformes con una autoridad que no quiere voltear a ver sus propuestas, pero he visto que a pesar de que el funcionario reacciona a favor de sus pedidos, los inconformes siguen.
Esta pose de inconformes implica cerrar círculos de gente que no ve más allá de esa línea; gente que cree que otro artista es su competencia y no su colega. Creo que en las artes la competencia no favorece a nadie, sino dispersa a los creadores y los encierra en la mediocridad. Lejos de verse como aliados para enfrentarse a la ignorancia; aliados para despertar las conciencias de la sociedad; buscan destruirse unos a otros, incluso dentro de sus mismos grupos. Así son los inconformes, nunca están satisfechos con nada, con nadie.
No quiero mencionar a esos buenos y esos malos funcionarios porque puede tomarse a mal. Y digo mal en el sentido que pueden pensar, esos inconformes, que quizá unos me han rechazado y otros me están favoreciendo. Pretendo manifestar mi desacuerdo con la existencia de estos grupos que hacen del arte una burbuja intocable; donde caben sólo genios, iluminados; ignorando que son estultos a una posición que no los lleva más allá de lo que creen ser.
Conozco mucha gente que camina por los senderos del arte; con todos llevo una buena relación pero no con todos estoy de acuerdo. Unos creen que el que va rápido es el mejor; en el arte no es mejor quien camina a toda prisa, sino quien dirige sus pasos con firmeza.
No digo que seamos ingenuos en cuanto a la observación de los funcionarios de la cultura; sino hay que ser más objetivos cuando manifestemos una inconformidad. El arte no debe tener condición ni partido, sino el arte debe de ser el medio para conducir a la sociedad hacia el progreso. Con la educación evitaremos la violencia.
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