El director de la Biblioteca Nacional Horacio González, funcionario del gobierno de Cristina Kirchner, había rechazado en una carta a la Cámara del Libro de Argentina la posibilidad de que Vargas Llosa inaugurara la 37º edición de la tradicional Feria del Libro en la capital. González había argumentado que si bien "apreciaba" la literatura de Vargas Llosa, "sucede que existe una doble posibilidad de que sea interpretado: es decir, como un gran novelista, autor de obras realistas y críticas de las realidades latinoamericanas, o como el hombre de una agresividad creciente hacia los procesos populares en la región".
El director de la Biblioteca Nacional aseguró que no pretende "silenciar" a Vargas Llosa y que le gustaría un debate con él, ya que "en su obra existe una hondura humana y política, en términos amplios, muy profunda". Sin embargo, la censura al Nobel por sus ideas políticas duró poco: el sociólogo debió dar marcha atrás por orden de la presidente argentina, Cristina Kirchner. "La Sra. Presidente me hizo conocer su opinión respecto a que esta discusión no puede dejar la más mínima duda de la vocación de libre expresión de ideas políticas en la Feria del Libro, en las circunstancias que sean y tal como sus autoridades lo hayan definido", reza la carta dada a conocer por el funcionario.
González había impugnado al Nobel porque "no ceja ni un segundo en atacar a los gobiernos populares de la región", aludiendo a las críticas frecuentes del escritor contra los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. En el mismo sentido se habían pronunciado otros intelectuales vinculados al oficialismo, como el ensayista José Pablo Feinmann, quien dijo estar "indignado" con la designación. Feinmann fue quien tuvo la iniciativa de la nota de rechazo, redactada junto con los escritores Mario Goloboff y Vicente Batista.
Fuente: infobae