En su discurso anual ante la Asamblea Nacional Popular, el primer ministro chino Wen Jiabao se comprometió a frenar el aumento de los precios y la creación de nuevos empleos durante 2011. El gigante asiático intenta así mantener a distancia los fantasmas sociales que han revolucionado a varios países árabes.
El discurso de Wen Jiabao ante la Asamblea Nacional fue trasmitido por televisión a todo el país. Pero desde sus casas los habitantes de las regiones chinas, desde Pekín hasta las más australes, no pudieron imaginar el despliegue policial y las amenazas de las fuerzas del orden a cualquier gesto sospechoso. La razón: las autoridades chinas temían que el tradicional recuento anual ante el Congreso se transformara en la vía de escape del malestar social chino, el mismo que desde hace semanas viene tratando en vano de unir fuerzas para emular a los ciudadanos árabes, descontentos y en plena revuelta.
Nada de manifestaciones populares a las afueras del Gran Palacio del Pueblo, en donde se reunió la Asamblea Nacional. Claro que dentro del plenario los 3.000 delegados del Partido Comunista Chino escucharon un discurso del primer ministro Wen Jiabao cargado de anuncios estudiados, precisamente, para frenar el descontento social...
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