"Encuestitis", una patología de los candidatos neoliberales

En los círculos políticos se sabe que "la encuestocracia" (la dictadura de las empresas encuestadoras) es una de las estrategias de manipulación para direccionar el voto de los electores, en particular de aquellos con bajo nivel de conciencia. Esta estrategia ha sido muy bien utilizada por el equipo de campaña de Alejandro Toledo, junto al marketing y al populismo en los discursos; tanto que en tres meses las encuestadoras lo llevaron del 13% al 30% , donde hoy yace "estancado" (Leer "Carrera de caballo, parada de burro")

Pero esa estrategia -conforme se acerca el 10 de abril- ha generado una patología en los candidatos neoliberales y asesores. En sus febriles cabezas han convertido las "fotografías" en "radiografías", en "gurús" a los directores de las empresas encuestadoras y las dudosas cifras relativas en cifras absolutas. Han mandado al diablo a los mejores analistas políticos y los han remplazado por personajes como Alfredo Torres y Manuel Saavedra, pues, se cree que ellos tienen la bola de cristal. ¡Al diablo con los sociólogos, para eso tenemos de sobra encuestólogos!

La "encuestitis", esa patología de los candidatos neoliberales y sus asesores, está llegando a tal grado que brotan las denuncias sobre manipulación y soborno, como la que aparece hoy en forma de nota periodística en la página web "Grupo Generacción" . He aquí el texto:

"El gerente de la Compañía Peruana de Investigación de Mercados (CPI), Manuel Saavedra, aseguró que el candidato presidencial por Perú Posible, Alejandro Toledo, quiere por todos los medios dar la imagen de ganador en esta campaña y eso le lleva a no reconocer que podría perder en una segunda vuelta frente a Luis Castañeda Lossio.

"En declaraciones a la radioemisora RPP, Saavedra señaló que Toledo lo presionó para que CPI publicara un sondeo, elaborado para una compañía privada en EE UU, en la que aparece la candidata Keiko Fujimori en segundo lugar de las preferencias electorales.

"Él me presionó para que publique la encuesta y me condicionó el pago de la encuesta a la publicación de los resultados. Que no venga a decir que no tiene nada que ver. Él dio la orden pasando por encima del acuerdo que tenía con nosotros y de la consultora", apuntó.

¿Cuál es, entonces, el valor de las encuestas de opinión pública en el Perú? Con el grado de manipulación, hay que tomarlas con pinzas. Durante meses los electores han sido bombardeados con encuestas distorsionadas por sub-representación o sobre-representación. Pero, aun si no fuesen manipuladas, las cifras de las encuestas no deben tomarse como cifras absolutas, ni sacar conclusiones categóricas. Entre la gente común se acepta que el grado de error de las encuestas se mueve alrededor del 3%; pero, matemáticamente se puede demostrar que esa cifra también es relativa, y puede llegar a ser mayor.

Por último, hay que advertir que la matemática estadística tiene sus limitaciones cuando quiere penetrar en las entrañas de la sociedad, donde se mueven clases y grupos sociales en defensa de sus intereses. Y por eso, no sería extraño que Toledo no pasara a la segunda vuelta y si pasara, perder la contienda. Ni tampoco será extraño que Ollanta sea quien lo derrote. Le será extraño a quienes son víctimas de "la encuestitis", esa enfermedad, esa patología de los candidatos neoliberales y asesores que olvidan un principio básico: : "Los sondeos que se efectúan en individuos clasificados por categorías sociales y que sólo conciernen a sus opiniones manifiestas, no captan los movimientos sociales profundos y latentes que maduran en los grupos: el movimiento del mayo francés constituyó una sorpresa para los detentadores del poder de la quinta República que, no obstante, utilizaban los sondeos de la opinión pública con mucha frecuencia." Jean-William Lapierre ("El análisis de los sistemas políticos").