Las potencias occidentales, Rusia y Japón no lograron superar en París sus divisiones sobre el expediente libio. Francia lamenta que la iniciativa de establecer una zona de exclusión aérea no prosperara en momentos en que las fuerzas leales a Kadafi avanzan sobre el feudo de los rebeldes.
"Por ahora, no los convencí". Con estas palabras, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, resumió la decepción de París y Londres, al término de la reunión del G-8, que se desarrolló este lunes y martes en la capital francesa. El Reino Unido y Francia abogaron sin suerte por establecer una zona de exclusión aérea o efectuar ataques aéreos en Libia para frenar la contraofensiva de Muamar Kadafi, que en las últimas horas avanzó hacia Bengasi, el bastión de las fuerzas rebeldes.
"Kadafi está marcando puntos", lamentó Juppé. "Si hubiéramos usado la fuerza la semana pasada para neutralizar a determinado número de pistas aéreas y varias decenas de aviones, quizá, el giro que se produjo en desmedro de la oposición, no se habría producido", sostuvo. "Hoy por hoy, no tenemos los medios militares porque la comunidad internacional no decidió dotarse de los mismos", recalcó el canciller francés...
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