La intolerancia nuestra de cada día

Friedrich Nietzsche en uno de sus aforismos explicaba que uno de los peligros de mirar el abismo es que el abismo penetre en uno mismo. Al combatir el mal o lo que creemos que es el mal, corremos el peligro de asumir sus propias formas y métodos Eso fue lo que paso cuando en el conflicto con Sendero, nuestra sociedad y sus instituciones  acabaron se senderizandose a sí mismas.

De la misma manera al combatir al régimen fujimontesinista en sus aspectos negativos, buena parte de los líderes demócratas de aquel entonces adquirieron un fanatismo democrático rayano en la intolerancia que no duda en atacar y descalificar descaradamente lo que no concuerda con su pensamiento.

No se puede calificar de otra forma sino de mezquina e inconsecuente la forma en que los auto nombrados guardianes de la democracia descalifican la participación del fujimorismo en el proceso democrático.  Frases como "de ninguna manera debe gobernar FUJIMORI" de un connotado periodista limeño cuyo nombre es mejor no señalar  y cuya posición que si bien es entendible dado sus incidentes personales con el fujimorismo inicial, no son del todo saludables en un contexto democrático y menos provenientes de alguien a quien se le supone un referente democrático y periodístico indiscutible. En defensa del periodista en cuestión y para salvaguardar su imagen como referente moral de los demócratas de este país, hay que agregar que no es la expresión más fuerte que se ha tenido contra la candidatura de Keiko Fujimori. 

El fujimorismo de cuyo anterior régimen se tienen pruebas indiscutibles de actos de corrupción y una lista de de centenares de procesados, es también un movimiento que a través de su participación durante las dos últimas elecciones generales y en el congreso de la república, ha demostrado su convicción y capacidad de trabajar al interior de la institucionalidad democrática, es posible que no sea el tiempo de su redención democrática y le falten muchas elecciones y algo más que  buenas intenciones para plasmar su compromiso con las formas institucionales, pero no se puede plantear así porque si la segregación de un movimiento que representa al 23% de los peruanos.

Tampoco se ha visto y seguramente sería muy criticado si se empiezan a filtrar listas con los nombres, apellidos y condenas de todos los implicados en casos de terrorismo con muertos, heridos y mutilados de por medio, sin embargo varios medios de comunicación e incluso alguna ONG de derechos humanos vienen publicitando en cuanto espacio sea posible los nombres de los procesados y reos ligados al régimen fujimorista ¿Tienen ellos derechos humanos?, ¿Dónde están los organismos de derechos humanos?, ¿Se está incitando a los crímenes de odio acaso?

Para muchos que no olvidan la ineptitud, la incapacidad, el egoísmo crónico de una clase política que no ha sido ni es capaz de evitar los peores escenarios de nuestras pesadillas, ni los muchos años en que nos sometió el terrorismo salvaje y purulento de Sendero Luminoso y la debacle económica del primer alanismo; el fujimorismo será por ellos recordado como el régimen que combatió con éxito la barbarie terrorista, el descalabro económico y sentó las bases de nuestra aun insuficiente prosperidad económica.  Ello aun considerando el enorme costo institucional, las vidas humanas y la corrupción, dejan  para muchos un saldo a favor mayor considerable frente a una democracia que la más de las veces se ha demostrado insuficiente e incapaz de efectuar reformas mínimas para salvaguardar su propia existencia.

Por el otro lado la cosa no está mejor, un buen amigo mío, un inteligente amigo mío, publica en su muro el siguiente comentario:

“Selena fue asesinada por la presidenta de su club de fans...John Lennon fue asesinado por un fan...Versace fue asesinado por un fan...Dónde diantres están los fans de Humala???!!!”

Este en apariencia chistoso comentario que mi amigo recoge despreocupadamente de otro muro y que puede considerarse como soft en comparación a los que están circulando, contiene una carga bastante elevada  de violencia simbólica en contra del líder de un movimiento que representa el sentir de casi un tercio del país, ¿Cuál es el delito? Pensar distinto.  No es que quiera subirme al coche de Humala por quien de todas formas descarto votar de buenas a primeras no sin dejar de reconocerle al menos el  derecho de la duda, lo importante es rechazar en lo concreto del nivel de intolerancia al que estamos llegando en estos momentos por parte de los bandos en pugna.

Las referencias de corte racista tampoco han faltado en estas elecciones, Toledo, PPK, Keiko y Humala han sido ensalzados y atacados en virtud de sus supuestas características raciales, en particular tanto a PPK como a Keiko Fujimori han sido atacados por muchos de sus detractores por no poseer un milímetro de peruanidad en sus venas ¿? En las últimas horas, incluso ha estado circulando vía mail una imagen donde la candidata de Fuerza 2011, su esposo y su hijos, son flanqueados por la frase “ 0.00% peruanos” Todo un ejercicio de intolerancia xenofóbica.

Pero si vamos a hablar de racismo, ignorancia y estupidez a la enésima potencia, el premio se lo han llevado los PPkuyes cuyos portales han rebasado a tal grado lo que pudiera considerarse estúpido, que el mismísimo Gastón Acuario nuestro icónico cheff ha tenido que pedir públicamente que los PPKuyes detengan su orgia de descalificación racista. Planteadas así las cosas y en vista de lo que falta para de aquí a la próxima segunda vuelta electoral, solo cabe esperar un escenario donde la intolerancia que ya es de por si grande en nuestra sociedad, vaya en un franco crecimiento y asuma cada vez formas más descaradas, hemos visto que ni siquiera los demócratas se salvan de este fundamentalismo, ¿Que será de nosotros cuando se enfrenten entre sí dos bandos cada uno autoproclamándose como el último refugio de la dignidad y la democracia nacionales?

Como quiera que al día siguiente de las elecciones solo procederá levantarnos de la cama y seguir trabajando todos juntos por esta tierra, convendría que pretendamos como objetivo ciudadano el encausar el nivel del debate dentro de los límites de la tolerancia y el respeto entre los adversarios, inclusive si este encarna el arquetipo de nuestras pesadillas.