En su plan de gobierno de 198 páginas, el candidato presidencial Ollanta Humala plantea un programa de nacionalizaciones y el cambio de la Constitución 1993 por una nueva que le permita la reelección indefinida, a lo Hugo Chávez, ese venezolano que a su vez admira a Fidel Castro, ese cubano que acabó con su país en unas cuantas décadas al punto de que sus compatriotas quieren largarse de la isla aunque sea trepados en un cocodrilo para no morirse de hambre.
A pesar de los millones de barriles de petróleo que Chávez extrae diariamente de suelo venezolano y de que el precio del crudo se encuentra en sus niveles más altos en la historia, Venezuela padece la inflación más alta del mundo, con casi 30% mensual, mientras que los precios de los alimentos se elevaron en 37% en los últimos dos meses.
Bolivia y Argentina, otros dos países que han caído en la órbita de Chávez, tampoco la pasan bien. En el Perú, con el actual modelo económico, la tasa de inflación en marzo fue de 0,7%.
¿Qué hará Chávez cuando el precio del petróleo baje? Llegado ese momento, probablemente el dictador venezolano haya adquirido tal poder que su derrocamiento se tornará una tarea complicada. Es probable también que la sociedad venezolana se encuentre tan adormecida que no atine a salir a las calles a reclamar su libertad. Y entonces Venezuela se parecerá mucho a la Cuba actual. Eso quiere Humala para el Perú. ¿Eso queremos los peruanos para el Perú?