Segunda vuelta presidencial: Pechos heridos

Pechos heridosPor César Campos R. Diario EXPRESO Miércoles 27 de abrilLa campaña electoral de esta segunda vuelta abandona  el escenario del imprescindible cotejo de programas de gobierno y gira inexorablemente al mero recuento de los riesgos o peligros que representan Ollanta Humala y Keiko Fujimori, a la luz de su pasado, sus viejas ideas, acciones u omisiones.Hay quienes creen que ello es previo y urgente para darles el crédito de gobernar. Tal razonamiento quizás era válido en la primera ronda. Se supone que el escrutinio de cada aspirante presidencial debió ser duro y exigente en esa etapa, y que el pueblo peruano – imbuido de una evaluación firme y clara de tales ciudadanos – decidió mayoritariamente el 10 de abril por los mejores. Esa es la lógica de la democracia.Sin embargo parece que ello no está funcionando así. En nombre del 47 por ciento que no votó por Ollanta ni por Keiko se levantan voces airadas, altisonantes, inquisidoras que les reclaman tal o cual actitud. Explicaciones de todo calibre. Deslindes que juzgan “necesarios”. Principalmente los analistas y periodistas, gracias a cuyas voces o  consejos cualquiera de los candidatos ya debería estar pensando cómo será almorzar en Palacio los próximos cinco años.Pero no. Los analistas y periodistas, así como casi el 80 por ciento de electorales, tiene orientado su voto. Muchos indecisos se quedarán en tal condición y los que sinceran su repudio a ambos personajes también. Que puede haber cambios respecto a los resultados brindados por la primera encuesta de Ipsos Apoyo, puede haberlos. ¿Dramáticos? Tal vez y sólo dependerá de quién baje la guardia o sea demolido por alguna revelación impresionante.Esta presión ha obligado a los competidores iniciar sendos procesos de golpes de pecho.  Keiko ha llevado el suyo al extremo de poner en duda incluso la necesidad del autogolpe del 05 de abril de 1992, acto que para los fujimoristas duros constituye un dogma del antiguo testamento de Gana Perú. Pidió perdón por los excesos pero los que jamás votarán por ella ya pasaron al segundo periodo de la ofensiva y le piden que devuelva el dinero sustraído por la corrupción.En el caso de Humala, no hay disculpas explícitas por el respaldo al intento de golpe contra Alejandro Toledo, ni las manifestaciones extremistas de su anterior campaña, ni las que contienen su errático plan de gobierno inscrito en el JNE, entre otros. Sólo excusas leves pero numerosas sobre el cúmulo de dudas que pesan sobre su cabeza. El enunciado de “la confianza no se regala, se gana” le está funcionando.    Tanto golpe de pecho exigido a Keiko y a Humala debe haberles dañado profundamente los pectorales a los dos, pero dudo que haya servido o sirvan para acopiar los votos que le permita a uno ellos ceñirse la banda presidencial el próximo 28 de julio.