El reinado de la turba

La  cobarde turba que la noche de este viernes 6 de mayo ataco al periodista Jaime de Althaus en las puertas de su propio centro de labores, puede considerarse desde ya una advertencia para lo que le pasara a la libertad de expresión de los opositores a Ollanta Humala en el muy probable caso de que logre hacerse con la presidencia de la República en la próxima segunda vuelta electoral.

Demasiados indicios hay en el aire para negar lo evidente, el hecho mismo que sea el congresista Abuggattás, el hombre que irrumpió a punta de carajos en la política peruana sea el que negó cualquier filiación entre Gana Perú y los vándalos agresores por medio de una llamada al programa Prensa Libre, es considerado por muchos como un insulto a la inteligencia del ciudadano.

El modus operandi de este mezquino acto de amedrentamiento contra la libertad de expresión en el país,  ha sido el mismo con el cual operan los inefables miembros del cogollo bolivariano, utilizando lo que evidentemente es un organismo de fachada como ese pseudo colectivo de la indignidad para presionar “pacíficamente” y con empedrada argumentación a los medios que no se pliegan al pensamiento único humalista.

El humalismo por supuesto lo niega y señala que no han sido sus adherentes los que han estado detrás de este bárbaro atentado ¿No sabemos acaso que las hordas etnocaceristas  tienen órdenes claras del encarcelado Antauro Humala para apoyar a su hermanísimo Ollanta desde la primera vuelta electoral. 

Incluso el hecho de que a través de internet los activistas prohumalistas se hayan dedicado a tratar de sembrar la duda acerca de un intento desestabilizador por parte del fujimorismo, nos debe llamar a pensar en los alcances de lo que parece ser una calculada estrategia de amedrentamiento contra la prensa y la libertad de expresión por parte de elementos afines al humalismo . Ya antes fue en Puno, el viernes último en Lima y eso es solo citar casos representativos, mañana podría contra nosotros mismos solo por el delito de pensar distinto, nadie está a salvo de la violencia cuando se usa de manera indiscriminada para acallar a los adversarios políticos o la opinión de los ciudadanos de a pie.

Y lo mas curioso es el silencio complice de muchos medios que en caso fuera una agresión fujimorista saltarían exaltados reclamando por la tolerancia y la libertad, sorprenden el silencio de las muchas voces que usualmente reclamarían por la paz y la democracia, irrita la sinrazón de los que incluso se atreven a celebrar la acción aduciendo que el agredido es un hombre de derechas.

Ya estamos advertidos de lo que pasara con nosotros en una eventual victoria de Ollanta Humala, la libertad de expresión se verá confrontada con el reinado de la turba y la impunidad, pase lo que pase, no podremos decir que no estábamos enterados.