Alan es como la mala hierba, brota cuando todos quieren que no brote. Ya se sabe que "la plata llega sola", pues también así como cuando llueve casi todos se mojan. Llueve porque así por así, la hierba crece y también los milagros. Ahora resulta que de católico ferviente con el señor morado decide convertirse en un militante mormón.
Esta conversión milagrosa tiene su razón de ser. Antes que nada los mormones son gente sana, decente y pudiente. Cualquier huérfano, sin empleo y sin nada de nada, no le está permitido su ingreso. Solo gente con plata accederá hasta los más altos cargos eclesiásticos. Hasta tiene sus propios profetas en tiempos actuales.
Una de dos. Alan decide convertirse por obra milagrosa o serán los mormones si deciden que es verídico lo de milagroso. Así planteado es obvio, no lo aceptaran.
Dos de tres, queda la última opción convertirse en uno de los profetas de los mormones. Como su calidad de profecitar es ya harta conocida, ha de gobernar hasta el tercer milenio. Lo que sucede es como el perro del hortelano en su versión del 2007. En la versión del tercer milenio, si yo no gobierno, tú no gobiernas. Yo no puedo elegir quien será el príncipe presidente pero ni puedo impedir que lo sea.
Más claro que el agua, si no pregunte por quien fuera un Perú Posible, si es o no verdad.