Y el Perú qué?

Y EL PERU, QUE? 

Me hice una proposición para esta segunda vuelta electoral, la de no escribir, para no opinar y sin embargo, la fuerza de la pluma supero mi voluntad y mi razón de estar aquí, escribo estas líneas,  pero solamente a manera de reflexión, no es ni será mi deseo orientar a ninguno, sobre su derecho al voto; pienso que esa decisión la debe adoptar cada uno. Por mi poca experiencia en política, sólo les diría que voten por el(a) candidato, quién les dé confianza y por quién podría hacer lo mejor (en positivo), no nos dejemos arrastrar por el pensamiento del menos malo (como normalmente lo pensamos). Si hubiere quienes piensan que estamos en esta última condición y quieren señalar responsables, hay claramente dos: Alan García Pérez y el mismo Alejandro Toledo, amen de los gabinetes que ambos eligieron durante sus mandatos. Los dos son responsables de la conducción del país en la última década, donde –presumiblemente condicionados por intereses mezquinos, no precisamente peruanos- enfatizaron el modelo económico de Fujimori, radicalizando y privilegiando un modelo de crecimiento sin desarrollo y peor aún sin inclusión; un país que crece sí, pero estratégicamente desarticulado y débil. Ambos, arrogantes sensualizados, ensoberbecidos por el poder y el bienestar propio; Toledo, por ser tan mal candidato y sentir -con arrogancia extrema- que el pueblo peruano le debía algo y que estaba obligado a re-elegirlo porque dizque nos salvó –circunstancialmente- de la dictadura de Fujimori con una vincha en la cabeza; hoy, es un ex presidente devaluado, un perdedor que ya no gravita más en el futuro del Perú; y el otro por ser un sujeto calculador, enfermo con su objetivo personal de cómo volver en el 2016, con el peligroso añadido que es el de mayor astucia e inteligencia política en la vitrina pobre de opciones que exhibe nuestro país. Pero, vayamos a lo nuestro. Tras la primera vuelta ya pasaron casi un mes y de las dos opciones debemos elegir una, pero aunque parezca inaudito, sólo escuchamos ataques cruzados sobre sus respectivos pasados: en uno propio (más reciente) y en la otra centrado –principalmente- en su progenitor quien ya nos gobernó por diez años y de quién fue precoz primera dama.Uno dice más o menos así como: “en mí hay dudas; en ella hay pruebas”, admitiendo –tácitamente y con cierta torpeza- que las dudas son razonables, sin reparar que las pruebas (de corrupción) de ninguna manera son directamente atribuibles a su contendora; y la otra centra sus ataques en propuestas gubernamentales  presumiblemente débiles del contendor y en infundir un caos apocalíptico y de miedo, pero sin mostrarse tampoco como solución a los problemas del país.Este caos reinante, esta situación nos permite ver, como muchos odian y destilan resentimiento o recelo por una u otra opción, finalmente llegaremos a una conclusión el de centrar nuestra decisión de votar en función del respectivo padre –más o menos peligroso- añadiéndole a uno el peligro del hermano (golpista) y a la otra el peligro del sátrapa asesor del padre, todos estos (3) últimos, presos. Sin embargo habría que hacerse una pregunta para ambos casos: ¿los liberarán?Si nosotros como peruanos que somos, votamos en función de ello: estamos jodidos; de manera que la pregunta no es pues, ¿dónde se jodió el Perú?; sino ¿quién jodió al Perú?; y la respuesta es simple: “nosotros mismos, los peruanos”.Por ahora dejemos de lado la corrupción y los derechos humanos, que son temas escabrosos y más o menos difíciles de excluir en ambos casos (sea directa o indirectamente); estos dos temas, merecen estar entre los primeros en la lista de un eventual pacto o compromiso de ambos y sus acompañantes con el Perú, con sometimiento a sanción sumaria de incurrirse.No nos dejemos llevar por el de inventores de términos para etiquetar y marketear el cambio, porque por un lado puede interpretarse como que este termine significa el retroceso, el no desarrollo; por otro lado tampoco justifiquemos lo pasado por el resultado, porque puede interpretarse que se puede volver a repetir la historia. Pero en política no hay retroceso.El electorado indeciso, mayoritariamente pensante, debe captar como la única salida válida para el Perú: EL DESARROLLO CON INCLUSION Y RECUPERACION DEL EQUILIBRIO ESTRATEGICO, geopolíticamente hablando con pluralidad internacional, sin polarización, ello quiere decir ejes verticales y transversales; y algo fundamental: SEGURIDAD INTERNA. Todo ello, EN LIBERTAD, entendiendo el concepto LIBERTAD como EL ACCESO AL BIENESTAR para todos los peruanos; y ello es imposible con recetas del pasado.Este concepto de ninguna manera es ideológico, este concepto es práctico: DESARROLLO TERRITORIAL PRODUCTIVO SUSTENTABLE, CON INCLUSION; es la única salida para un PERU PROSPERO, FUERTE y SOLIDARIO, bajo este concepto, debemos pues, escuchar las propuestas sectoriales claras de cada uno de los candidatos, quienes están obligados a exponerlas, sin tapujos ni medias tintas y en razón a estas propuestas, elegir la que en nuestra opinión, resulte la mejor alternativa.Señor Dios, no permitas que el dia 05 de junio nos veamos obligados a elegir una de las dos opciones políticas (ello nos llevará a ninguna parte o nos llevará a retroceder), sino –y luego de escuchar propuestas claras y viables- elijamos por la mejor opción de progreso y desarrollo inclusivo en libertad.