Ante ello, el abuso de autoridad merma la inquietud de los ciudadanos a manifestar sus inconformidades; se aúna a ello las estrategias que grupos políticos en el poder, apliquen para mantener a una comunidad tranquila. Digamos que cambian el disgusto por una despensa, con la amenaza de quitarles beneficios a cambio de no cometer acto de disgusto.
Pero no siempre les funciona; el hartazgo por las injusticias puede rebasar la necesidad de obtener una despensa o un beneficio temporal; sobre todo cuando esa injusticia pasea por las calles, haciendo de las suyas bajo la protección de autoridades que se hacen de la vista obesa permitiendo todo tipo de desmanes. Ese descaro de la autoridad saca de quicio a una sociedad que observa el cinismo de un gobierno que habla; por un lado; de justicia, de lucha contra la delincuencia y por otro lado, permite que todo pase lejos de las cámaras.
Una de las obras clásicas de la Literatura, escrita por Lope de Vega hace referencia a este tipo de situación, en el que un pueblo se subleva contra un tirano abusivo y corrupto. En el lugar llamado Fuente Ovejuna, este acontecimiento basado en un hecho verídico ocurrido en el año 1946, manifiesta la ira ilimitada que dirigió a la población, contra los abusos cometidos por el gobernador don Fernán Gómez de Guzmán.
Como anota Lope de Vega, la desesperanza era total, y "perdida su honra y en definitiva su propia vida decide el pueblo entero, incluidos mujeres y niños, entrar a su casa por la fuerza y cobrar venganza por su propia mano". Después de que el tirano es despedazado a pedradas, ya muerto es arrastrado fuera de la casa. A la llegada de las autoridades para indagar por la brutal muerte en la que había sucumbido Fernán Pérez de Guzmán, la única respuesta que recibe fue: "Fuente Ovejuna lo hizo".
He ahí que el tema no pierde vigencia, y a pesar de la distancia en cuanto a tiempo, estas cosas se vuelven a repetir por el hartazgo de una sociedad que no viendo respuesta de la autoridad, se levanta en armas y defiende a su pueblo de los maleantes, de los traficantes que han hecho de las suyas bajo la protección de los guardianes de la ley.
Es el caso del pueblo michoacano de Cherán, que hace más de un mes se levantó en armas. Enmascarados y armados con rifles, los hombres de este pueblo montañoso hacen guardia protegidos con pilas de neumáticos y bolsas de arena, decididos a frenar a leñadores ilegales que están apoyados por el narcotráfico. Con tal de defender su tranquilidad, su estilo de vida, han librado una batalla inédita contra el terror de los carteles de las drogas de México.
Los indígenas purépecha de este pueblo, decidieron hacerse cargo de la seguridad del lugar, después de que los leñadores, que según los residentes del lugar están apoyados por secuaces del narcotráfico y por la policía local, mataron a dos lugareños e hirieron a varios más.
Un pueblo con 16 000 habitantes, indígenas deseosos de justicia, deciden organizarse, ponerse de acuerdo y tomar la seguridad por sus manos, cansados de esperar la respuesta de la autoridad, hartos de no recibir solución a sus exigencias; un pueblo que, como muchas comunidades indígenas, se sienten excluidos del gobierno por la falta de atención.
Y Cherán es sólo un caso y el resultado es un ejemplo de lo que puede ocurrir con otras comunidades que desde las rebeliones zapatistas de 1990, han tenido estas exigencias de justifica, por lo que desde entonces, varias pueblos de Chiapas son comunidades casi autónomas que manejan su propia seguridad, defendiéndose de los abusos de la delincuencia organizada.
Lejos de politizar con este tema, las autoridades deben de poner atención y solucionar el problema de una forma viable, que beneficie al pueblo de Cherán, y que ponga en su lugar a los delincuentes. Llevar este tema a discursos políticos sólo contribuye al beneficio de los agresores que seguirán sin que nadie los señale porque todos estarán atentos a la discusión desde el punto de vista político, sin importarles la tranquilidad de los pobladores.
¿Para obtener respuesta a los pedidos de justicia, es necesario que, como Cherán, se levanten en armas otras comunidades? La sociedad exige que el gobierno cumpla con su función, que demuestre que puede atender las exigencias del pueblo que representa.