La democracia de los ricos no es modernidad

LA DEMOCRACIA DE LOS RICOS NO ES MODERNIDAD Por Eduardo Bueno León   Ayer Alan García en el Callao, se autoproclamó "político responsable" por mantener el modelo neoliberal extractivista y de bajos salarios que ha profundizado la desigualdad en el Perú. De paso hipócritamente dijo que no apoyaba a ningún candidato, y se "ofreció" de asesor en "responsabilidad política" para los candidatos presidenciales. Lo cierto es que el hombre del litio, efectivamente, ha sido muy responsable para mantener y reproducir los privilegios del gran consorcio minero y agro exportador, ha sido muy responsable para abortar la posibilidad de construir espacios que limiten significativamente, o al menos moderen los mecanismos de concentración de riqueza y poder. Esa concentración de poder y riqueza la apreciamos en esta campaña electoral cuando vemos que los poderes fácticos, mediáticos, mineros, chilenos, intervienen en el proceso, sin derecho a hacerlo, para torcer la voluntad popular, para imponer "a su candidata" en base al miedo, la manipulación más descarada, intolerante, y anti peruana. Es una variante de la inmoral y célebre frase de Alan García: "En Perú el presidente tiene un poder, no puede hacer presidente al que él quisiera, pero sí puede evitar que sea presidente quien él no quiere" En pocas palabras, se puede elegir SOLO a quienes mantengan el modelo neoliberal, todo lo demás son sueños fatuos y actitudes típicas de los púberes.  La oligarquía peruana y sus politicastros han reinventado la Democracia, han sustituido la voluntad popular y la soberanía del pueblo, por la imposición autoritaria de un modelo económico plutocrático, contra el cual luchó Haya de la Torre y la generación fundadora del Aprismo histórico. Los votos solo sirven si el modelo se mantiene. Esa imposición pretende ser encubierta con la cacareada "libertad de prensa" y la "responsabilidad" al estilo Alan. Es decir un golpe de estado permanente de los poderes fácticos y una forma endulcorada de fraude electoral usando el Estado contra el candidato popular. Después del 5 de junio urgen reformas para limitar y controlar el poder de la oligarquía mediática y económica. Así lo han hecho varios países, como México con las reformas del 2007 que prohíben la difusión de propaganda política de particulares en épocas electorales, o en Ecuador donde el reciente referéndum busca transparentar la propiedad de los medios de comunicación. La derecha peruana NO ES LIBERAL, lo está demostrando en esta campaña con su principal vocero Hernando de Soto, la derecha en nuestro país (y ya lo dijeron varias veces en sus discursos Víctor Raúl y el “cachorro” Manuel Seoane) es reaccionaria, conservadora, racista, anti peruana, uno de los grupos de poder más peligrosos de América Latina que siempre ha subordinado la democracia a la conservación de sus privilegios. Y lo único que Ollanta plantea es crear el impuesto a las sobre ganancias (como en Chile, Australia) y aumentar el gasto social con una sólida política de austeridad. Es decir se mueve dentro de los marcos del modelo, pero la derecha desconfía, porque todo lo que sea popular (autonomía social, nacionalismo, participación, movilización, derechos, libertades democráticas e igualdad) va contra su proyecto de país: Disciplina y "orden" es decir salarios mínimos casi congelados, sobrevivencia mínima, silencio, autismo, resignación y temor.  ¿Y hay todavía apristas que dudan su voto y emiten comunicados ambiguos? ¿Es que no conocen para que nació este partido y porque se produjo la ideología liberadora más importante de América Latina? ¿Es que se les borró la memoria? ¿Es que se quedaron sin conciencia crítica? ¿Pudieron más las "lealtades" corruptas de Mantilla, la dictadura de Mauricio, el lobismo de los petroudios jorgistas, el desprecio de Alan al APRA y los Apristas? ¿Tan rápido se dejaron vencer?  Votar por Humala no significa ir corriendo a inscribirse al Partido Nacionalista, o lanzar Vivas a Ollanta y Nadine. Después del 5 de junio la lucha continua contra el Alanismo, pero con una renovada legitimidad por haber apoyado la opción histórica necesaria para el Perú. Y si finalmente se impone keiko en base a guerras sucias que quiebran la equidad y la justicia electoral, será la hora de los movimientos sociales y los movimientos ciudadanos. Los peruanos no se van a dejar que los ofendan, les roben o los engañen impunemente. Este es un pueblo noble que olvida y perdona, pero la cólera histórica siempre ha venido de los andes, no de la modernidad urbana costeña. El único seudo aprista que pierde si gana Ollanta es Alan García y sus secuaces. Ellos tienen mucho que perder, se les acabaría la impunidad de la cual gozan. Y García sabe que los 6,000 millones de dólares que le regaló a las mineras no quedará en agua de borrajas, sabe que los Nava, los Cornejo, los Garrido Lecca, y el grupo de empresarios con los cuales almorbaza todos los jueves tendrán que rendir cuentas. Son ellos los que temen la democracia real (como la han bautizado los jóvenes españoles en la Plaza del Sol de Madrid). La democracia de los ricos no es modernidad, pues niega y busca suprimir la conciencia crítica de los peruanos, busca amaestrarlos en la pusilamidad, en el uso de la libertad racional, en la imposición dictatorial del “pensamiento único” que ha hecho al mundo más desigual e inseguro. En el Perú los grandes principios de la modernidad burguesa (Libertad, igualdad, fraternidad) que encarnó el APRA, reformulada en el frente pluriclasista productor de la riqueza, para promover una democracia política, social, económica, ecológica y de equidad, no están reñidos con la globalización, pero si están reñidos con los privilegios de los grupos que hablan de democracia cuando cada día nos demuestran su autoritarismo y su corrupción anti cívica. El auténtico “anti sistema” del cual hablaban Alan García y Jorge del Castillo al comenzar este malhadado gobierno, es el de los poderes fácticos, la cleptocracia y la “democracia” de los ricos que intentan ahora, manipular la elección. En un ensayo de los años noventa Vargas Llosa, escribió que en el Perú, los conceptos y definiciones políticas se usaban como máscaras, reflejaban lo que no eran.  Eso queda otra vez demostrado en esta elección cuando García Pérez llama “responsabilidad” a la traición y la claudicación, cuando Hernando de Soto llama “liberal” a la democracia de los ricos y los poderes fácticos, cuando Rosa María Palacios llama “libertad de expresión” a la guerra sucia antidemocrática, o cuando se habla de “modernidad” y se defiende el oscurantismo, la irracionalidad y la estupidez organizada, como lo hacen Jaime Bayly y Aldo “Mariátegui”. México DF a 23  de mayo del 2011