Nietos
Tanto Ollanta Humala como Keiko Fujimori son los mejores políticos que tiene el Perú en la actualidad.
En igualdad de condiciones, superaron a los demás en la primera vuelta. Nadie se ha atrevido a cuestionar los resultados.
Ollanta es nieto del gamonal ayacuchano Manuel Humala Vara, propietario de una gran hacienda en la provincia de Parinacochas. Ganadero, llego a criar miles de cabezas de ganado vacuno y ovino.
Keiko es nieta de un inmigrante japonés que se afincó en el fundo La Calera en Surquillo. Alquiló dos hectáreas de tierra para cultivar productos de panllevar. Luego se mudó al distrito de La Victoria donde administro una peluquería y una florería.
Humala se formó en la Escuela Militar de Chorrillos y combatió al terrorismo marxista de Sendero Luminoso. Sus ideas socialistas las bebió en su hogar. Su padre Isaac es un conocido militante del Partido Comunista. Por vicio profesional, acostumbrado a dictar o recibir órdenes, es poco comunicativo.
Fujimori se formó observando a su padre gobernar. Vivió en el cuartel del Servicio de Inteligencia en Chorrillos. También realizo estudios universitarios en Estados Unidos donde apreció las bondades de la democracia y la economía de mercado.
Ollanta tuvo un trance difícil cuando lideró una rebelión en octubre del 2000 y asaltó una empresa minera. Se entregó a las autoridades y lo perdonaron.
Keiko tuvo un trance difícil cuando su padre renunció por fax a la presidencia. Se quedó sola en Lima y soporto ataques políticos, acusaciones, investigaciones judiciales, embargos, amenazas y agresiones físicas. Aprendió a comunicarse y logro tejer una nueva organización que la sigue.
Como todo socialista, Humala es arrogante y se cree capaz de inventar diferentes reglas en la economía. Ollanta heredó la soberbia marxista y propone intervenir desde el Estado para ordenar a su antojo la oferta y la demanda de los bienes y servicios.
Fujimori es humilde y respeta las decisiones de millones de consumidores que saben lo que les conviene. Keiko plantea que el Estado debe cumplir un rol subsidiario.
Ollanta sueña con emular a su abuelo, amo y señor de cientos de siervos en su finca. Ha tenido mucha suerte. Recibió en bandeja todo el trabajo de izquierda de la generación de su padre.
Keiko ingreso a la política en defensa propia. Rescato las simpatías hacia la labor de su padre y conquisto un espacio inédito en el imaginario popular.
En conclusión, prefiero la humildad, la firmeza y la capacidad de dialogo de Keiko.