El atractivo de un destino turístico y su capacidad de competir en el mercado internacional no solo se mide por el valor cultural, su historia, riqueza arquitectónica, su patrimonio natural o sus infraestructuras.
El viajero también presta especial atención a la oferta gastronómica a la hora de elegir destino, y es así que los programas turísticos en todo el mundo incorporan cada vez con más énfasis esta oferta. Lea la nota completa, aquí