Ecos del debate

  Por César Campos R.   Soy de los que no se siente impresionado por el desarrollo de la polémica presidencial de anoche ni el desenvolvimiento de los dos aspirantes al sillón de Pizarro durante el mismo. No dudo que ambos hicieron su mejor esfuerzo y tampoco que habrán logrado consolidar la votación que hasta ayer – último día de difusión de encuestas – les asignan los sondeos. Sin embargo, me formulo ciertas preguntas que creo ganarán el ánimo ciudadano esta semana como ecos del debate.   1)   ¿Hubo un ganador rotundo? Me sorprendió escuchar al psicoanalista Jorge Bruce – reconocido antifujimorista – valorar con más entusiasmo el desempeño de Keiko Fujimori por la claridad de sus explicaciones y su lenguaje corporal (aunque la criticó por omitir explicaciones sobre temas sensibles como la corrupción de la década de los 90), mientras que detectó la dureza o el acartonamiento de Ollanta Humala ceñido esta vez una memoria paporretera en vez de la lectura de textos escritos. Según los ángulos, todo puede decirse. Pero la palabra “empate” parece justa.   2)   ¿Conquistaron nuevos votos? En una campaña caracterizada por la negación del otro, no veo punto de apoyo como para asegurar destapes emotivos que bajen el nivel de los sufragios blancos o viciados. Quizás se reparta equitativamente el volumen de los indecisos.   3)   ¿Cambiaron las percepciones sobre la credibilidad de los candidatos? Tampoco lo creo. Es un punto que inaugura la base de polarización en la cual se encuentra el país. Keiko y Ollanta jugaron más bien a acentuar la falta de confianza que debemos tener en el adversario de cada uno. Y lo consiguieron.   4)    ¿Quién pareció más diferente de lo que se le conoce? Sin duda, Humala. Ha entibiado su voz de cuartel, susurra donde antes gritaba, halaga a quienes hace pocas semanas acusaba de ser parte de la corrupción y las desgracias del país (me refiero explícitamente a los seguidores de Alejandro Toledo). Keiko en cambio mantiene esa expresión lineal de tranquilidad, emociones controladas y articulación verbal académica de siempre.   5)   ¿Hubo anuncios que pueden inspirar miedos o mayores dudas? Ninguno y eso era previsible. Keiko se aleja, como lo indicó al cerrar sus intervenciones, del modelo de régimen de su padre con la finalidad de darle una mejor cara ante la sociedad a sus dos pequeñas hijas. Ollanta hasta exageró la relativización de su vieja tesis de traerse abajo los TLC para anunciar esta vez que “podrían” ser revisados de acuerdo a los términos de su propio contenido.   6)   Por último, ¿quedaron más claros los programas de los dos postulantes? Como sucede en todas partes del mundo con esta clase de debates, las propuestas no fueron el centro de la atención sino la “actitud” y la “aptitud” de los polemistas. Tampoco pudo suscitarse mayor controversia en ese terreno porque ahora los dos parecen siameses en la defensa del modelo de crecimiento. La única diferencia es augurar quién cumplirá lo que dice y quién abdicará de tantas palabras pronunciadas en una hora y media de domingo 29 de mayo del 2011.