Quizá el resultado del día de hoy sea la clara respuesta a la campaña que los medios de comunicación de ámbito nacional emprendieron contra Humala. El tío terrible con guión demoledor que no causó efecto inmediato; el conocer quiénes eran los financistas de dicho programa exacerbó los ánimos del peruano común.
No podemos afirmar que el debate fue favorable a tal o cual, pero el efecto mass media del mismo demostró la polarización de un país dividido de por sí además de contribuir aún más en el mismo; y, el hecho de que el peso de la balanza se decantara a favor de un color específico de la campaña hizo reflexionar al más impenitente ciudadano de a pie.
Editoriales de todo calibre que a diario se publicaban en contra de Humala; recuerdos de hechos probados o no para ambos, alentaban los resentimientos entre peruanos. Informes de pagos de cupos, corrupción, derechos humanos mancillados, etc., una larga lista de temas que se dijeron y otros que no tuvieron tiempo de salir a la luz a través de la mass media nacional.
Todo esto cansó e hizo pensar al Perú el por qué los grandes medios estaban a favor del naranja. Qué pre vendas se tenían bajo la mesa. Qué temores para con sus intereses.
Y es a través de la mass media internacional que conocemos y nos informamos de la tendencia nacionalista que Latinoamérica vive hoy. De cómo los resultados económicos de aquellos países – Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina – no son los esperados, y la intolerancia se vive a diario contra aquellos medios que se atreven a informar de los desaciertos, corrupción y otras que reflejan el deterioro institucional de gobiernos que se han valido de todo para mantenerse en el poder.
Pueda ser ese el miedo de las mass media nacional, y de la mitad de los peruanos que dudan de las propuestas nacionalistas. Puede ser que las varias propuestas dadas a luz en menos de treinta días en vez de convencer proyecten ese miedo de regresar a esa época de Velazco donde todo quedó paralizado y unos cuantos se beneficiaron, y como siempre, la misma elite dirigencial, de derecha o izquierda, pero la misma gente.
Y el miedo que nace hoy es la que se da de las tantas promesas del mesías nacionalista que hoy todavía no puede cantar victoria, pero que ya promete bienestar para todos a costas de aquellos peruanos que por lo menos han logrado bienestar con esfuerzo diario, cosa que nuestro amigo que hoy pregona igualdad debe tener en cuenta antes de pensar en nuevos impuestos o en nacionalizar aquellas empresas que hacen Perú con sus productos.
El miedo de aquella conciencia social de esa mitad del Perú no debe dejarse de lado…